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"Era otra forma de búsqueda.
Quizá el amiguete Karlos no lo sabía, pero en toda esa competición personal por ser distinto, único, se escondía un deseo vehemente por encontrar respuestas sobre sí mismo.
Un día dijo que iba a tomarse unas cañas, que tenía el gaznate seco, pero el camino de regreso ya no lo realizó en meses. A alguien no le gustó por lo visto su diferencia, su apuesta personal y, amparado por la noche, la falta de viandantes y una visceral rabia, dejó a Karlos muy malherido en la acera.
Extraña es la vida. Se odia la diferencia del diferente y se hace lo más posible para 'reinsertarlo' o 'acomodarlo' a lo normal; aunque lo normal signifique, muchas veces, vestir de gris y acompasar el paso a cien mil otros que caminan parecido, que persiguen metas similares y que incluso hablan igual; con ideas estándar, 'permitidas', con cabezas troqueladas por un número limitado de moldes.
Gracias, Karlos, por la diferencia."
(Braddha Bala)