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"El viajero es un errante incansable. Va de aquí para allá, como un sediento, como un hambriento, como un niño persiguiendo el encanto de una bella mariposa.
El viajero es un alma inquieta, un bastardo para la gente común, un hijo sin padres. Eso es para la gente común.
El viajero es realmente un niño travieso, un carrocho animal. Vive, salta, cae... hace controladas locuras... y APRENDE, APRENDE... se deja llenar por la vida, por los días, por los soles...
El viajero es un impertinente nato, un invitado nada fácil, un imprevisible, un guijo en el zapato de los seres instalados, decentes, seguidores de lo establecido; es una piedra de escándalo para los asegurados de por vida.
El viajero no tiene la vida asegurada, nada asegurado y arrostra peligros mil, pero sabe, en el fondo de su ser, que está haciendo lo correcto, que la vida es sólo aventura, compromiso con el viaje."
(Braddha Bala)