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(En la foto, Baba Muktananda)
Baba Muktananda, cuando le entrevisté meses antes de que muriera, me dijo: "Con ego no se puede ser feliz. Sin ego uno comienza a serlo". El ego es un gran falsario. Me gusta recordarles a mis alumnos: "Si quieres ver la cara del diablo, mira tu propio ego". El ego a todos nos atenaza. Es un prestidigitador fabuloso, un ilusionista sin igual. Pero no podemos matar el ego, aunque sí irlo debilitando y consiguiendo que sea un obediente burócrata. También podemos orientar el ego cooperante y constructivamente, para ser menos egocéntricos y menos egoístas. ¡Pagamos un diezmo tan alto a nuestro propio ego desmesurado! Hay que someterlo a un gran ayuno y ponerlo en su justo lugar. El ego es la barrera, es la dualidad, es la distancia, es el desamor. Pero si logramos tener un ego más maduro, menos ávido y menos posesivo, más expansivo y más tolerante, la orquídea del amor se irá desplegando. Un amor sin sombras, sin lado oscuro, sin nubes macilentas. Que no solo haya un "amor de bisutería" durante las llamadas fiestas de Navidad, sino que las buenas intenciones amorosas persistan. Ojalá los Reyes nos pudieran poner un gran regalo: QUITARNOS EL ASFIXIANTE Y MANIPULADOR EGO. Todos los grandes del espíritu (Buda, Lao-Tsé, Jesús, Mahavira) han tratado de ir más allá de su ego para encontrar lo INCONDICIONADO. (...) Que el ego, de acuerdo al símil de Ramakrishna, llegue a ser como una soga quemada, que al ir a cogerla si disuelve en el vacío. Abrazos.
(Ramiro Calle)
(Fuente texto: Ramiro A. Calle FB. Fuente imagen: yogaconciencia.blogspot.com)