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"Turbio, me miré al espejo y me dije que cuán difícil es seguir un patrón distinto al que la sociedad marca, al que el orden general establece. Los vigilantes están ahí, los guardianes están siempre presentes y son -además de la propia sociedad- lo que se llama familia. Son tu esposa o esposo o son tus padres o hermanos o son tus hijos (siempre con la mejor voluntad, piensan ellos).
Duro empeño el del buscador. Existe toda una autopista de facilidades para repetir lo repetido, para comer lo comido, para alimentarse... de lo mismo, y no importa, no, que lo que te pongan en el plato sea un error, una aberración, un combinado de mentiras..., vigilarán hasta que te lo termines, y, si te resistes, mañana insistirán con ello e intentarán darte ese 'alimento' amagado, camuflado, diluido en agua azucarada o en lo que sea. Es como un deber para ellos, es como un deber para la ignorancia ir en contra de todo atisbo de luz.
Duro empeño sí para el buscador. Debería tener delante un mar de facilidades. Debería ser asistido por los propios ángeles o los mismos dioses. Pero el camino del buscador es una cuesta empinada y tortuosa que produce miedo, ansiedad, desasosiego.
Un día le pregunté a un Dios amigo que por qué era así, que por qué debía ser así, y él, con una somera pero cálida sonrisa de camaradas en el rostro, me respondió: ¿Es que acaso conoces otra forma de pulir un diamante?"
(Braddha Bala)
(Fuente imagen: megaricos.com)