"Un Buda no 'viene' así de fábrica. No 'aparece' colmado, hecho, protegido por los cielos y sus ángeles.
Un Buda, en realidad, 'es' la escoria del mundo, o de esta manera 'lo' tratan los cielos. 'Lo' llevan, 'lo' traen, 'le' hacen sentir insatisfecho, incómodo; 'le' hacen pasar por el calvario del dolor, del sufrimiento, de la injusticia, de la indiferencia o desprecio de los normales..., por toda esa criba.
Un Buda no 'representa' a una bella figura de ser puro, nacido así; 'representa' más bien a lo más ínfimo del mundo que 'se' 'transforma' en 'Dios'.
Un Buda 'es' un ser como todos, aparentemente, pero del todo transformado tras pasar por el alambique de la búsqueda y la prueba, tras superar un fatigoso viaje.
Un Buda 'es' una flor, quizá la más bella de las que existan, la más positiva e importante, la única ante la cual los mismos dioses se postran.
Un Buda 'es' un ser transformado, sí. 'Míralo', 'es' como 'tú', exactamente igual, pero tan diferente."
(Braddha Bala)
(Fuente: Internet)