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"La liberación del mal es la plenitud de la felicidad. La felicidad es la ausencia de concupiscencia y la destrucción (aminoramiento o desaparición) de cualquier órgano que descanse sobre la idea de "Yo soy".
He descubierto la más profunda verdad, sublime y engendradora de paz; pero difícil de comprender, ya que la mayor parte de los hombres se agitan en un círculo de intereses mundanos y se complacen en los deseos del mundo.
Quien viva en el mundo, no comprenderá la doctrina (la Verdad hallada por Buda, esa experiencia de contacto con lo Divino), porque para él la dicha radica solamente en la personalidad, y no puede concebir la felicidad, que no consiste más que en una sumisión (aceptación, integración) completa a la verdad (verdad o Verdad sería aquí el mismo concepto, la misma experiencia de contacto con lo Divino que en Occidente -simplificando- se denomina Dios [se suele decir que el Budismo es una religión sin Dios, pero esto no es cierto. Lo único que cambia es la palabra para denominar a lo Absoluto, a esa Experiencia de Unidad (integración) con lo Divino. Buda lo denominó "Verdad"]).
Éste (el hombre mundano, el ignorante) llamará resignación lo que para el iluminado es el más puro de los goces. Verá la aniquilación donde el perfecto encuentra la inmortalidad, y tendrá como la muerte lo que el vencedor del "yo" sabe que es la vida eterna.
La Verdad queda oculta para el que yace en la servidumbre del odio y del deseo. El Nirvana (Estado del Espíritu donde el Apego, la Pena y el Deseo Desaparecen [LIBERACIÓN]) permanece incomprensible y misterioso para el espíritu vulgar, que se encuentra rodeado de intereses mundanos, como entre las nubes."
Si predico la doctrina (la Verdad, el Camino, la Experiencia de Unidad con lo Divino encontrada por él) y la Humanidad no entiende, solo obtendré fatiga y disgusto."
(Buda)