"Aquellos que han alcanzado la soledad (tras liberarse de la trampa mente-ego) no han encontrado a nadie ahí. Con esto quiero decir realmente nadie, ningún nombre, ninguna forma, sino únicamente una presencia pura, una vida pura, carente de nombre, carente de forma. En esto consiste exactamente la verdadera resurrección y, ciertamente, requiere valentía. Solo las personas muy valientes han sido capaces de aceptar con alegría su "nadiedad", su "nadedad". Su "nadedad" constituye su verdadero ser; es a la vez una muerte y una resurrección."
(Osho)