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"El burro come hierba; se muestra manso en el flujo de su destino. La oveja come hierba; es una experta en ello; selecciona las especies que conoce de entre las otras. Prueba; siempre prueba; acierto o error; de este modo aprende. Muchas plantas se disfrazan de olores fuertes o de apariencias que se asemejan a otras plantas que las ovejas desechan. Es la ley de la supervivencia (también en el mundo de lo vegetal).
A veces, el sabio, considera que en todo este simple juego del subsistir, cada ser, sin saberlo, va desarrollando la conciencia, una conciencia universal que se va cocinando a fuego lento y en cada ser.
El sabio considera que el Universo es ciego a individualidades y que solo tiene ojos para esa conciencia que se va desarrollando en el tiempo sin tiempo del Cosmos.
Los humanos, en general, y aunque también formen parte de este juego del Universo, no se suelen perder en estas cosas, en estas trivialidades de sabios y suelen marchar más bien "sobre seguro", persiguiendo "lo que importa", lo que satisface a un ego, lo que lo alimenta y le da sentido en este "sistema de cosas establecido".
Poco se diferencia, en general, el hombre del burro; el burro come hierba y no persigue nada más, fluye sin pensar; el hombre alimenta a su ego, a su identidad y apenas persigue nada más; dispone de la capacidad de pensar pero poco la utiliza en la buena dirección; más bien fluye sin cavilar, como el burro y las ovejas."
(Braddha Bala)
(Fuente imagen: elfoton.es)