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38 BENEFICIOS ELEMENTALES DEL YOGA
1.- Flexibilidad general
La mejora de la flexibilidad es uno de los primeros beneficios más claros en la práctica del Yoga. Durante la primera clase, probablemente no serás capaz de tocar las puntas de los pies con las manos, y, ni mucho menos, realizar arcos hacia atrás. Pero si uno se pone a ello con empeño, se notará un gradual aflojamiento y, eventualmente, algunas posturas que parecían imposibles serán posibles al fin. También será notable la desaparición de dolores y tensiones. Eso no es una coincidencia. Las caderas tensas pueden constreñir la articulación de la rodilla debido a un inadecuado alineamiento del fémur en el muslo con las espinillas. Unos músculos isquiotibiales tensos pueden conducir a una rectificación no natural de la columna lumbar, lo cual puede causar dolor. Y la inflexibilidad en los músculos y los tejidos conectivos, como las fascias (envoltura de los haces musculares) y los ligamentos, puede causar una postura deformante.
2.- Prueba de fuerza
Los músculos fuertes sirven mucho más que para tener tener buen aspecto. También nos protegen de dolencias como la artritis o el dolor de espalda y ayudan a prevenir las caídas en las personas mayores. Y, cuando se ha logrado obtener fortaleza a través del Yoga, ésta se equilibra con la flexibilidad. En el caso de que uno fuera a un gimnasio para levantar pesas con ánimo de “hacer músculos”, se conseguiría fortaleza a expensas de la flexibilidad.
3.- Cabeza en línea
Tu cabeza es como una bola de bolera: grande, redonda y pesada. Cuando se encuentra bien equilibrada, directamente sobre una espina erecta, los músculos del cuello y de la espalda utilizan mucho menos esfuerzo para sostenerla. Si se mueve unos milímetros hacia delante, sin embargo, se comenzará a sentir una tensión en dichos músculos. Si se mantiene esa pesada bola de bolos caída hacia delante durante doce horas, no será anormal sentirte fatigado. Y la fatiga no es sólo el único problema. La mala postura puede causar lesiones y dolencias en el cuello, la espalda, las articulaciones y otros músculos. A medida que la cabeza se desploma, el cuerpo puede compensar aplanando la curva normal del cuello y de la zona lumbar. Esto puede causar dolor y artritis degenerativa en la columna.
4.- Las articulaciones se alimentan
Cada vez que se practica Yoga, se llevan las articulaciones a una gama completa de movimientos. Esto puede ayudar a prevenir la artritis degenerativa y a mitigar esa dolencia mediante el “efecto esponja” de las áreas de cartílago que normalmente no son utilizadas. El cartílago de las articulaciones es como una esponja: recibe los nutrientes frescos solamente cuando los fluidos son “apachurrados” y un nuevo suministro es “absorbido” por los mismos. Sin un adecuado mantenimiento, las abandonadas áreas de los cartílagos se pueden finalmente fatigar, exponiendo al hueso a un prematuro envejecimiento, como el de unas zapatas de freno desgastadas.
5.- Espina dorsal nutrida
Los discos vertebrales, auténticos amortiguadores entre las vértebras, se pueden herniar y comprimir nervios; además, están diseñados para el movimiento. Ésta es la única forma en la que pueden conseguir sus nutrientes. Si se trabaja una buena y equilibrada sesión de flexiones, extensiones, combinado con torsiones, eso ayudará a suministrar el alimento y mantendrá las vértebras sueltas y saludables.
6.- Mejorar la masa ósea
Está muy bien documentado que los ejercicios en los que se realiza carga de peso fortalecen los huesos y previenen (e incluso eliminan) la osteoporosis. Muchas posturas de Yoga requieren que uno levante su propio peso y se sostenga él mismo parcialmente en diferentes articulaciones. Algunas, como el Perro Cabeza Abajo o el Perro Cabeza Arriba, fortalecen muchísimo los brazos y hombros, que son muy propensos a las fracturas por osteoporosis. En un estudio no publicado, perteneciente a la Universidad del Estado de California, en Los Ángeles, se mostraba que la práctica del Yoga intensificaba la densidad de los huesos vertebrales. La capacidad del Yoga para bajar los niveles de la hormona del estrés, el cortisol, puede ayudar a conservar el calcio de los huesos.
7.- Mejora de la circulación
El Yoga hace que la sangre fluya. Más específicamente, los ejercicios de relajación que se aprenden en Yoga pueden ayudar a la circulación, especialmente de los pies y de las manos. El Yoga transporta más oxígeno a las células, las cuales funcionan con mejores resultados. Las posturas de torsiones están pensadas para “escurrir” la sangre venosa de los órganos internos y permitir que la sangre oxigenada fluya hacia ellos cuando se suelta la postura. Las posturas invertidas, como la Inversión sobre las Manos, la Cabeza o los Hombros (la Vela, por ejemplo), instan a la sangre venosa de las caderas y las piernas a que fluya hacia el corazón, desde donde es lanzada a los pulmones para ser oxigenada y refrescada. Esto es de mucha ayuda si se sufre de hinchazón en las piernas debido a problemas de corazón o de riñones. El Yoga también mejora los niveles de hemoglobina y células rojas, que transportan el oxígeno a los tejidos. Además, adelgaza la sangre haciendo que las plaquetas estén menos pegajosas y cortando el nivel de proteínas coagulantes en la sangre. Esto ayuda a disminuir la incidencia de los ataques de corazón y los infartos, ya que los coágulos son muchas veces los causantes de los mismos.
8.- La linfa fluye
Cuando se contraen y se estiran los músculos, se mueven los órganos de alrededor, y al entrar y salir de las posturas de Yoga, se aumenta el drenaje de la linfa (un fluido viscoso rico en células inmunológicas). Esto ayuda al sistema linfático a luchar contra las infecciones, destruir las células cancerosas y librarse de los productos de desecho que se derivan del funcionamiento de las células.
9.- Corazón a punto
Cuando se toman regularmente las constantes cardíacas al realizar ejercicios aeróbicos, se constata que éstos son buenos para disminuir el riesgo de ataque al corazón, además de aliviar las depresiones. Ya sabemos que no todo el Yoga es aeróbico, pero, si se realiza vigorosamente mediante el Yoga en movimiento o âsanas encadenadas, se puede adiestrar al corazón para fortalecerse dentro de una constante aeróbica. Pero, incluso aunque no se realizara ese incremento de esfuerzo aeróbico y fuera más tranquilo, lo que sucede muchas veces en Yoga, las âsanas y los ejercicios respiratorios pueden aumentar la mejora de las condiciones cardiovasculares. Los estudios han demostrado que la práctica del Yoga disminuye los latidos del corazón en reposo, aumenta su fortaleza e incrementa su potencial de suministro de oxígeno durante el ejercicio, lo cual demuestra que es enormemente beneficioso aunque se esté practicando un deporte. Otro estudio también ha descubierto que los sujetos que practicaban Pranayama (técnicas respiratorias del Yoga) eran capaces de realizar más ejercicio con menor suministro de oxígeno.
10.- Descenso de la presión arterial
Si tienes presión arterial alta, te puedes beneficiar mucho con la práctica del Yoga. Dos estudios de gente con hipertensión publicados en la revista médica británica The Lancet, comparaban los efectos de la postura Savâsana (postura de relajación profunda consciente) con el acto de echarse a descansar sobre un sofá. Después de tres meses, Savâsana fue asociada a 26 puntos de bajada en la presión sistólica (la numeración alta) y a 15 puntos de descenso en la presión diastólica (la baja), y cuanto más alta era la “alta” inicial, el descenso era más acusado.
11.- Descenso del nivel de cortisol (hormona del estrés)
El Yoga desciende el nivel de cortisol. Si eso no parece gran cosa, piensa en lo siguiente: normalmente, las glándulas adrenales secretan cortisol en respuesta a una aguda crisis, lo que temporalmente deprime el sistema inmunológico. Si los niveles de cortisol permanecen altos incluso después de que la crisis haya pasado, pueden comprometer el sistema inmunológico. Temporalmente, los “chutes” de cortisol ayudan a mantener fuerte la memoria de largo plazo, pero altos niveles de cortisol de forma crónica debilitan la memoria y pueden producir cambios permanentes en el cerebro. Adicionalmente los niveles de cortisol alto están relacionados con la depresión, la osteoporosis (extrae el calcio y otros minerales de los huesos e interfiere en la absorción de los mismos), la presión arterial alta y la resistencia a la insulina. En las ratas, los niveles de cortisol altos las conducen a lo que los investigadores llaman “comportamiento compulsivo de búsqueda de comida” (el mismo que uno siente cuando está deprimido, enfadado o estresado). El cuerpo toma esas calorías extras y las distribuye en forma de grasa por el abdomen, contribuyendo a ganar peso con riesgo de diabetes y ataque al corazón.
12.- Es la hora feliz
¿Te sientes triste? Siéntate en la postura del Loto. Mejor todavía: te levantas y te estiras en un arco hacia atrás o te colocas en la aristocrática postura del Rey Danzarín. Bueno… aunque no es tan simple como eso, un estudio ha descubierto que una consistente práctica de Yoga mejora los estados depresivos y produce un significativo aumento del nivel de serotonina y una disminución de los niveles de monoamina oxidasa (una enzima que anula los neurotransmisores) y cortisol. En la Universidad de Wisconsin, Richard Davidson, doctor en Medicina, descubrió que el córtex prefrontal izquierdo aumentaba su actividad en los meditadores, un encuentro que ha sido correlacionado con unos niveles de felicidad más altos y una mejor función del sistema inmunológico. En los practicantes veteranos se han observado efectos colaterales positivos bastante espectaculares.
13.- Cuestión de peso
Moverse más y comer menos. Éste es el adagio de cualquier persona que hace una dieta. El Yoga puede ayudar en ambos frentes. Una práctica regular te pone en movimiento y te ayuda a quemar calorías, y las dimensiones espirituales y emocionales de tu práctica pueden estimularte a comer menos y a regular los problemas de peso de una manera más profunda. El Yoga puede también inspirarte para conseguir ser más consciente de los hábitos alimenticios.
14.- Bajos índices de enemigos (azúcar, colesterol , etc.)
El Yoga reduce el nivel de azúcar en la sangre y el LDL (colesterol “malo”), y aumenta los niveles de HDL (colesterol “bueno”). Se ha descubierto que, en las personas con diabetes que practican Yoga, el nivel de azúcar desciende de varias maneras: reduciendo el cortisol y la adrenalina, estimulando la pérdida de peso y mejorando la sensibilidad a los efectos de la insulina. Si descienden los niveles de azúcar, disminuirá el riesgo de complicaciones como el ataque al corazón, los fallos renales y la ceguera.
15.- Ondas cerebrales
Un importante componente del Yoga consiste en focalizarse uno mismo en el presente. Diversos estudios han concluido que la práctica regular mejora la coordinación, el tiempo de reacción, la memoria e incluso los niveles de coeficiente intelectual. Las personas que practican Meditación Trascendental demuestran una mayor habilidad para resolver problemas y recabar y recordar información, probablemente porque están menos distraídas con sus pensamientos, los cuales pueden perturbar una y otra vez como una cinta sin fin.
16.- Centros nerviosos
El Yoga estimula la relajación, enlentece la respiración y te centra en el presente armonizando el equilibrio entre el sistema nervioso simpático (el de la respuesta de huida o lucha) y el sistema nervioso parasimpático. El último es calmante y restaurador, disminuye el ritmo cardíaco y respiratorio, baja la presión arterial y aumenta el volumen de sangre dirigido a los intestinos y a los órganos reproductivos, comprendiendo todo ello lo que el Dr. Herbert Benson llama la “respuesta de relajación”.
17.- Equilibrio y manejo del espacio
La práctica regular del Yoga aumenta la propiocepción (la habilidad para sentir lo que el cuerpo está haciendo y cómo está situado en el espacio) y mejora el equilibrio físico. Las personas que tienen malas posturas o patrones de movimiento disfuncionales normalmente tienen un sentido de la propiocepción muy pobre, lo cual está ligado a problemas de rodilla y dolor en la espalda. Una mejora en el equilibrio podría significar menos caídas. Para la gente mayor, esto se traduce en más independencia y en el retraso para asumir la necesidad de acudir a una residencia atendida (o no tener, incluso, que acudir a ninguna). Para el resto de nosotros, las posturas (como, por ejemplo, el Árbol) pueden hacernos sentir menos enclenques.
18.- Control sobre los centros neurálgicos
Algunos yoguis avanzados pueden controlar sus cuerpos de maneras extraordinarias, muchas de las cuales están dirigidas por el sistema nervioso. Los científicos han monitorizado a yoguis que podían inducirse a sí mismos ritmos cardíacos inusuales, generar específicos patrones de ondas cerebrales y, utilizando técnicas de meditación, elevar la temperatura de sus manos a 15 grados Fahrenheit. Solo ellos pueden utilizar el Yoga para hacer eso, quizás nosotros podríamos aprender a mejorar el flujo de sangre hacia la pelvis, como en el caso de una mujer que esté tratando de quedarse embarazada, o inducirnos a la relajación cuando tengamos problemas de insomnio.
19.- Soltar los músculos
¿Has sido alguna vez consciente de la tensión mortal con la que uno sostiene el auricular del teléfono o el volante del coche, o de cómo constreñimos la cara cuando miramos la pantalla del ordenador? Estos hábitos inconscientes pueden conducir a tensión crónica, fatiga muscular y sensibilidad dolorosa en muñecas, brazos, hombros, cuello y cara, lo cual puede aumentar el estrés y empeorar el estado de ánimo. Al practicar Yoga, comienzas a darte cuenta de dónde mantienes las tensiones: puede ser en la lengua, en los ojos o en los músculos de la cara y el cuello. Si simplemente se pone uno en contacto con ellos, puede soltar la tensión de la lengua y de los ojos. Con los músculos más grandes, como los cuadriceps, el trapecio o los glúteos, puede llevar un año de práctica aprender a soltarlos.
20.- Restauración y descanso
La estimulación es buena, pero mucha ataca el sistema nervioso. El Yoga puede aportar ayuda para mitigar el ajetreo histérico de la vida moderna. Las âsanas restauradoras, Yoga Nidra (una forma de relajación guiada), Savâsana (postura de relajación profunda consciente), Pranayama (técnicas respiratorias del Yoga) y la meditación, que nos protege de los estímulos externos al llevar los sentidos hacia el “interior”, son métodos que ayudan a nuestro sistema nervioso. Otro beneficio derivado de la práctica diaria del Yoga es un sueño mejorado, lo que se traduce en sentirse menos cansado y ser menos proclive a sufrir accidentes.
21.- Sistema inmune
Las âsanas (posturas) y el Pranayama (técnicas respiratorias) mejoran probablemente la función del sistema inmune, pero, hasta ahora, es la meditación la que se lleva la palma en cuanto a la credibilidad más fuerte en el ámbito científico. Parece que tiene un efecto beneficioso en el sistema inmunológico, intensificándolo cuando es necesario (por ejemplo, elevando los niveles de anticuerpos en respuesta a las vacunas) o disminuyéndolo (por ejemplo, mitigando la inapropiada y agresiva función inmunológica en una enfermedad autoinmmune como es la psoriasis).
22.- Capacidad respiratoria
Los yoguis tienden a tomar menos respiraciones con mayor volumen, lo cual es calmante y más eficiente. En 1998, un estudio publicado en la revista The Lancet mostró una respiración conocida como “respiración completa” a personas que tenían problemas pulmonares debido a un fallo congestivo del corazón. Después de un mes, su porcentaje medio de respiración descendió de 13,4 respiraciones por minuto a 7,6. Asimismo, su capacidad de ejercicio aumentó significativamente, como lo hizo la saturación de oxígeno en su sangre. En suma, el Yoga nos ha mostrado que sirve para mejorar de muchas formas la función respiratoria, incluyendo el volumen máximo de aliento y la eficiencia en la espiración. Yoga también promueve la respiración por la nariz, la cual filtra el aire, lo calienta (el aire frío está considerado como un disparador de los ataques de asma en personas que son sensibles) y lo humidifica, eliminando el polen, la suciedad y otras cosas que pueden penetrar en los pulmones.
23.- Antiestreñimiento
Las úlceras, el síndrome del colon irritable y el estreñimiento son afecciones que pueden ser exacerbadas por el estrés. Así que, si te estresas menos, sufrirás menos. El Yoga, como cualquier otro ejercicio físico, puede aliviar el estreñimiento y, en teoría, reducir el riesgo de padecer cáncer de colon, porque al mover el cuerpo se facilita un transporte más rápido de la comida y de los productos de desecho a través de los intestinos. Y, aunque no ha sido estudiado científicamente, los yoguis opinan que las posturas con torsiones ayudan a mover los desechos de una manera fluida.
24.- Paz mental
El Yoga apacigua las fluctuaciones de la mente según los Yoga Sutras de Patanjali. En otras palabras, reduce los círculos viciosos de los pensamientos acerca de la frustración, la lamentación , el enfado, el miedo y el deseo, que causan estrés.
25.- Mejora de la autoestima
Muchos de nosotros sufrimos de falta crónica de autoestima. Si esto se maneja negativamente (se toman drogas, se come en exceso, se trabaja en exceso, se duerme mal), podemos pagar un alto precio con una depreciación de la salud en el ámbito físico, mental y espiritual. Si se toman estos sentimientos desde un punto de vista positivo y se practica Yoga, se percibirá, al principio en breves atisbos y más adelante con mayor amplitud, que todos tenemos un gran valor y que, tal como la filosofía del Yoga nos enseña, todos somos una manifestación de lo Divino. Si se practica regularmente con la intención de autoexaminarnos y mejorar (y no solo como un sustituto de la clase de aeróbic) tendremos acceso a un aspecto diferente de nosotros mismos. Experimentaremos sentimientos de gratitud, empatía y perdón, así como un sentimiento de pertenencia a algo más grande. Aunque la salud no es una meta de la espiritualidad, con frecuencia es un producto de ella, lo cual ha sido documentado en repetidos estudios científicos.
26.- Alivio del dolor
El Yoga puede aliviar el dolor. De acuerdo con varios estudios, las âsanas (posturas), el Pranayama (técnicas respiratorias) y la meditación (o una combinación de las tres) reducen el dolor en personas con artritis, dolor de espalda, fibromialgia, síndrome del túnel carpiano y otras dolencias crónicas. Cuando se alivia el dolor, el estado de ánimo mejora, estás más dispuesto a ser activo y no se requiere tanta medicación.
27.- Tratamiento del “calor”
El Yoga puede ayudar a realizar muchos cambios en tu vida. De hecho, eso podría considerarse su mayor potencial. Tapas, la palabra sánscrita para “calor”, es el fuego, la disciplina que lleva combustible a la práctica del Yoga y lo que esa práctica regular construye. El Tapas que desarrollas puede ser extendido al resto de tu vida para sobreponerse a la inercia y cambiar los hábitos disfuncionales. Tú puedes descubrir que se pueden cambiar las cosas sin realizar un esfuerzo particular. Se puede comenzar a comer mejor, a reactivarse en el ejercicio físico o a dejar finalmente de fumar después de años de intentos fallidos.
28.- Los dones del Maestro
Buenos maestros de Yoga pueden hacer maravillas con tu salud. Los excepcionales hacen algo más que guiarte a través de las posturas. Ellos pueden ajustarlas, instruirte cuando deberías profundizar en ellas, enseñarte a enfrentarte a una verdad personal o llenarte de amor y compasión por ti mismo. Pueden ayudarte a relajarte y a potenciar y personalizar tu práctica. Una relación respetuosa con el maestro de Yoga nos lleva muy lejos en la consecución de una buena salud.
29.- Liberarse de las drogas
Si el botiquín de tu cuarto de baño parece una farmacia, puede que sea el momento de comenzar a practicar Yoga. Diferentes estudios han demostrado que personas con asma, presión arterial alta, diabetes tipo II (formalmente llamada diabetes del adulto) y desórdenes obsesivo-compulsivos se han visto ayudadas para reducir la dosis de medicación e incluso abandonarla definitivamente en algunos casos. ¿Qué beneficios se obtienen tomando menos drogas? Sobre todo, gastarás menos dinero y serás menos proclive a padecer los efectos colaterales y las peligrosas interacciones de los medicamentos.
30.- Manejar la hostilidad
El Yoga y la meditación intensifican la conciencia despierta. Y, cuanto más consciente se es, más fácil resulta liberarse de emociones destructivas como la ira. Los estudios sugieren que el enfado crónico y la hostilidad están muy relacionados con los ataques al corazón, del mismo modo que fumar, la diabetes o el colesterol elevado. El Yoga parece reducir el enfado, aumentando los sentimientos de compasión e interconexión y calmando el sistema nervioso y la mente. También aumenta la capacidad de “distanciarse” del drama de la propia vida para permanecer firme encarando las malas noticias o los sucesos perturbadores. Se puede reaccionar rápidamente cuando se necesite (y existen evidencias de que el Yoga aumenta la capacidad de reacción), pero también te puedes tomar un segundo para escoger un acercamiento más razonable, reduciendo el sufrimiento en ti mismo y en los demás.
31.- Mejora en las relaciones
El amor es posible que no pueda conquistarlo todo, pero ciertamente ayuda a sanar. El cultivo de soporte emocional de los amigos, la familia y la comunidad ya ha demostrado repetidas veces que mejora la salud y la sanación. Una práctica regular de Yoga ayuda a desarrollar el sentido de la amistad, la compasión y la ecuanimidad. Junto con el énfasis de la filosofía del Yoga de evitar dañar a las personas (diciendo la verdad y tomando solo lo que se necesite), esto puede mejorar las relaciones.
32.- Apoyarse en el sonido
Las bases del Yoga (âsanas, pranayama y meditación) trabajan para mejorar tu salud, pero todavía hay algo más en todas estas técnicas. Considera, por ejemplo, el canto: tiende a prolongar la exhalación, lo cual aumenta el equilibrio en el sistema nervioso. Cuando se realiza en grupo, el canto puede ser una experiencia personal altamente energética y emocional. Un reciente estudio del Instituto Karlinska de Suecia sugiere que los sonidos de “zumbidos”, como los que se realizan cuando se canta el Om, mejoran la sinusitis y facilitan el drenaje.
33.- Visión de “conquista”
Si tú contemplas una imagen en los ojos de la mente, como se realiza en el Yoga Nidra y otras prácticas, puedes efectuar cambios en el cuerpo. Varios estudios han comprobado que las imágenes guiadas reducen el dolor en los posoperatorios, disminuyen la frecuencia de los dolores de cabeza y mejoran la calidad de vida en los pacientes con cáncer o sida.
34.- Limpieza interior
Las Kriyas o prácticas de limpieza son otros elementos del Yoga. Incluyen desde respiraciones muy rápidas hasta elaboradas limpiezas de intestino. Jala Neti, que consiste en un suave lavado de las cavidades nasales con agua salada, elimina el polen y los virus del interior de la nariz, evita que se forme mucosidad y limpia y drena los senos nasales.
35.- El Concepto de Karma
Karma Yoga (servicio a otros) es fundamental en la filosofía del Yoga. Y, aunque no te sientas inclinado a servir a otros, tu salud mejorará si lo haces. Un estudio de la Universidad de Michigan descubrió que la gente mayor que realizaba voluntariado alrededor de una hora por semana alcanzaba siete años extra de longevidad. Servir a otros puede dar significado a tu vida, y tus problemas puede que no parezcan tan agobiantes al contemplar los que otras personas sufren.
36.- Esperanza de curación
En mucha de la medicina convencional, la mayoría de los pacientes son sujetos pasivos en lo que se refiere a cuidados. En Yoga, lo que tú haces para ti mismo es lo que importa. El Yoga te ofrece todas las herramientas para ayudarte a cambiar, y puedes sentirte mejor desde el primer momento en que lo practicas. Asimismo, notarás que, a medida que incrementas la práctica, los beneficios son mayores. Esto da tres resultados: te involucras en tu propio cuidado, descubres que al involucrarte recibes la fuerza suficiente que impulsa el cambio y, al ver que percibes el cambio, recibes esperanza, y la esperanza puede ser curativa por sí misma.
37.- Tejido conectivo
Mientras lees los beneficios del Yoga, te habrás dado cuenta de que los temas se “solapan”. Eso es porque están intensamente interrelacionados. Cambia de postura y cambiarás la forma de respirar. Cambia la respiración y alterarás el sistema nervioso. Ésta es una de las grandes lecciones del Yoga: todo está conectado (la cadera al tobillo, tú a tu comunidad, tu comunidad a todo el mundo). Esta interconexión es vital para la comprensión del Yoga. Es un sistema holístico (que contempla el todo) que te introduce en muchos mecanismos que tienen efectos aditivos e incluso multiplicativos. Esta sinergia puede ser la mejor manera en la que el Yoga cura.
38.- Efecto placebo
Sólo por creer que mejorarás, te pondrás mejor. Desafortunadamente, muchos científicos convencionales creen que si algo funciona con el uso del efecto placebo, no debe ser tenido en cuenta. Sin embargo, muchos pacientes desean curarse, y si cantar mantras, como podrías hacer al principio o al final de una clase, facilita la curación (incluso si se trata del efecto placebo), ¿por qué no realizarlo?