miércoles, 23 de enero de 2013

Los cuatro caminos del conocimiento

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Los Maestros del Vedanta 'aseguran' que un genuino buscador del conocimiento 'debe' practicar disciplinas apropiadas. El conocimiento verdadero va siempre acompañado por una experiencia directa personal. Conocer el Atman es darse cuenta que el Ser del Hombre es Conciencia Pura. Conocer Brahmán es tornarse Brahmán.
Por lo tanto, a la comprensión intelectual de la Vedanta debe seguirle una real transformación de la vida misma. De otro modo, no tendrá un beneficio práctico para el aspirante.
Por otra parte, muchos de 'nuestros' razonamientos no son sino la racionalización de 'nuestros' deseos. La mayoría de las personas 'perciben' las cosas del modo que 'quieren' entenderlas. Esas personas 'prueban' solamente lo que ellas 'quieren' probar. Por consiguiente la obtención de la Verdad exige un completo desapego de todas las cosas, incluyendo 'nuestros' propios pensamientos y 'nuestro' 'yo'.
Los buscadores del conocimiento 'son' exhortados a practicar las cuatro disciplinas conocidas en filosofía Vedanta como “sadhana-chatushtaya” o sea los cuatro instrumentos del Conocimiento espiritual. Ellos son:

1- VIVEKA, o discriminación entre lo Real y lo irreal. Se trata de la intuitiva e invariable convicción de la mente de que tan sólo Brahmán es lo Real y que todas las otras cosas son irrealidad e ilusión. El discernimiento es la primera y más importante disciplina; sin ésta, la segunda —llamada “renunciación”— no será posible.
SRAVAM – Aprender a escuchar
MANANAM – Aprender a reflexionar
NIDIDHYASAM - Aprender a meditar
SAMADHI – Absorberse en Brahmán

2. VAIRAGYA, o desapasionamiento (renuncia). Consiste en el total abandono de todos los placeres provenientes del goce de los objetos sensibles: desde los que pertenecen al mundo material hasta aquella felicidad que uno 'espera' encontrar en el mundo celeste, después de la muerte.
A través de las enseñanzas de las Escrituras y de la observación personal, el aspirante inteligente 'se' da cuenta que ningún placer aquí o en el más allá puede tener duración infinita, dado que todos los deleites son el resultado de acciones finitas. Aún las buenas acciones —como los actos de caridad, el estudio o el culto religioso— son finitas por naturaleza. Sus resultados, por lo tanto, serán también finitos.
El auto-conocimiento (Conocimiento del Ser), como 'veremos' más adelante, no es resultado directo de ninguna acción. Existe de manera permanente. Las disciplinas de la Vedanta simplemente disipan la ignorancia que es la barrera que impide abrazar el Conocimiento y llegar a la gloria del Ser que esplende desde allí en adelante. Esta disciplina puede ser comparada a un viento que despeja una nube oscura que ocultaba la radiante luz del Sol y que, al alejarse, revela de súbito la luminosa órbita solar. Así como el Sol no es producto del viento, así tampoco el Ser es producto de ninguna disciplina. En cambio, la felicidad que 'obtenemos' en el mundo -o la infelicidad— sí es el resultado directo de 'nuestra' acción.

3. SHATSAMPATTI, o los seis tesoros. Forma el fundamento ético de la vida espiritual. Su práctica prepara las facultades internas para el cultivo de un conocimiento espiritual más elevado. Estos seis tesoros son los siguientes:
a)   Sama, o serenidad:   La permanencia de la mente en Brahmán, después que se ha desapegado de todos los objetos sensibles a través del firme conocimiento de los defectos que le son inherentes. El efecto concreto que tiene esta disciplina sobre el aspirante, es que éste 'se' entrega por entero a comprender a Brahmán a través de 'su' maestro o de las Escrituras. Luego 'razonará' sobre la instrucción recibida y 'meditará' su significado. El estudiante de Vedanta, como todo verdadero filósofo, 'debe' cultivar la serenidad interior. 'Transita' por un camino muy difícil, a menudo comparado con el filo de una navaja. 'Debe' poseer la convicción de 'su' verdad,  pero nunca 'ha' de ser arrastrado por ninguna pasión.  El vedantino a menudo 'es' comparado con el fuego brillante del carbón, libre de humo y ruido, después que la madera ha sido consumida.
b)  Dama, o auto-control: Alejamiento de los órganos de percepción y de acción de sus respectivos objetos, para ser mantenidos bajo control. Los órganos de percepción son aquéllos que gustan, oyen, huelen, ven y tocan. Los órganos de acción son aquellos del hablar,  del  asir, del moverse, de procrear y de evacuar. Dotado con esta virtud, el aspirante 'se' dedica tan sólo a oír hablar de Brahmán, a razonar y a meditar sobre El.
c)   Uparati, o auto-dominio: Función de la mente que impide que los órganos  de los sentidos, restriñidos  por sama y dama, regresen a los objetos de su atracción. Esta virtud, de acuerdo a algunos vedantistas, significa el renunciamiento a los deberes mundanales y la aceptación del sannyasa o vida monástica.
d)  Titiksha,  o indulgencia: La resistencia a toda aflicción surgida del contacto de los sentidos con sus objetos. El hombre que practica esta disciplina no 'se' preocupa por aliviar 'sus' sufrimientos físicos ni 'demuestra' ninguna pena o ansiedad ante 'sus' embates. Por medio de esta disciplina, el aspirante 'permanece' incólume ante el calor y el frío, el placer y el dolor, el amor y el odio, y todos los otros pares de opuestos.
e)  Samadhana, o completa concentración: Concentración de la mente en Brahmán —después de haberla disciplinado por medio de las prácticas arriba mendionadas—, tal cual lo enseñan las Escrituras y los maestros competentes.
f)   Sraddha, o fe: Función de la mente que capacita al aspirante para aceptar la verdad de las palabras de la Vedanta, tal como las  'enseña' el maestro  competente.  Esta no es una creencia mecánica o incuestionable. Es, más bien, una actitud mental afirmativa, opuesta a la actitud escéptica y negativa. Dotado de esta virtud, el aspirante 'cree' intuitivamente en la existencia de la Realidad ultérrima y en la eternidad del Alma o el Ser. Así pues, él 'sabe'  que  está capacitado para realizar cualquier sacrificio tendiente al logro de la Realidad.

4. MUMUKSHUTWAN, o ferviente anhelo de Liberación. Este es el intenso anhelo que 'posee' el estudiante de liberarse a sí mismo -a través del conocimiento del Ser Real— de todas las esclavitudes a que 'lo' 'somete' el cuerpo, la mente y el ego, y que son esclavitudes creadas por la ignorancia. Debe entenderse que este anhelo es totalmente diferente a cualquier inquietud que son estados inferiores de la mente. Una mente inquieta muestra falta de control y también ausencia de un firme creer en la existencia de la Verdad. Esa inquietud crea confusión; en cambio, el anhelo por la Liberación es el resultado de todas las virtudes arriba mencionadas. Dota a la mente de una intensa concentración y la capacita para atravesar la densa capa de la ignorancia. Renunciamiento y anhelo de Liberación son las virtudes cardinales por las que las otras producen sus frutos. Sin ellas, la disciplina meramente ética da como resultado solo un barniz exterior de espiritualidad.
El gran Shánkara 'pone' énfasis en el cultivo de la bhakti, o devoción, como supremamente necesaria para obtener la Liberación. La bhakti es un ardor único y una inamovible pasión por la realización de la Verdad. Sin este estímulo emocional el aspirante 'se' pierde, a menudo, en el páramo de un árido intelectualismo o 'encuentra' 'su' lugar en la torre de marfil de las especulaciones filosóficas, fracasando en la búsqueda del máximo triunfo, que es la liberación de la mente.



Satyameva Jayate. Namaste. 'Bienvenido' 'aventurero de la vida'. ¿Ya 'te alimentas' bien?

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