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"¿Qué es lo que estamos haciendo en las escuelas? De hecho, las escuelas no son tanto medios para impartir conocimiento como medios para controlar. Durante seis o siete horas el niño está allí sentado. Esto supone coartar su danza, coartar sus ganas de cantar, coartar su alegría; esto supone controlarlo. Sentado seis o siete horas al día en una atmósfera casi como de prisión, poco a poco la energía se va apagando. El niño queda reprimido, congelado. Ya no hay un fluir, no llega la energía, vive bajo mínimos; eso es lo que llaman control. Nunca llega al máximo (en lo positivo el niño)."
(Osho)