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"-Tengo una pregunta para ti -alguien dijo-. Siempre ando dudando sobre este tema. Me encuentro a menudo apesadumbrado por ello, con una sensación encima de vacío difícil de remediar.
Estoy casado. Tengo buenos hijos. Su comportamiento es casi ejemplar. Con mi mujer me llevo bien. Mi casa es la que desearía tener y mi vida tiene también lo necesario y un poco más incluso.
La pregunta es: ¿Por qué, sin embargo, haga lo que haga, no me quito de encima esa sensación inespecífica de vacío que me acompaña a todas horas, con sus más y sus menos, como de que solo mi exterior está lleno, rebosante, pero que mi vida, la de verdad, la que toca lo más íntimo en mí, continúa pobre y pobre y pobre?
¿Dime?
Responde, por favor.
-Hay un error, hombre -repuso al momento el sabio-. Trabajas en el campo incorrecto. Eres como un agricultor con una venda puesta en los ojos y te dedicas a trabajar la tierra de otros sin saber, una tierra ajena. Tu verdadera tierra es ese campo interno que no cultivas como deberías y que es, sin embargo, el único que te puede llenar, satisfacer; mas, no lo trabajas; lo ignoras estando perdido en un sinfín de cosas que confunden, que enredan, que aparentan ser, pero que nunca acaban de ser plenamente ni de complacer en lo esencial.
-¿Y qué hacer, pues?
-Hombre, te mueves en un mar de ilusiones muy aparentes, en una realidad de sueño casi sin consistencia. Deja de soñar... y vuelve a ti. Siéntate sencillamente en meditación; profundiza en ella; y dejarás de dormir y de sentirte vacío en el interior."
(Braddha Bala)
(Fuente imagen: ojocientifico.com)