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"Construirás una casa pensando en ser feliz en ella. Esto te llevará años y esfuerzo. Cuando termines la casa y te apartes un poco de ella para observar la obra, experimentarás en lo íntimo que sigues igual de vacío que antes de comenzarla.
Pensarás que pintándola de otro color podrá mejorar, que adornándola con plantas y perfumes, que rematándola de otro modo la casa acabará por hacerte feliz.
Te sentarás en el porche (una vez concluida la casa) en la cómoda butaca que te faltaba y, aún así, con todo ya requetecompleto en la bella casa, sentirás que, no obstante, un cierto vacío no se aparta de tu lado.
Construirás un amplio garaje para el coche de tus sueños, ese que has visto anunciado en la televisión. Te esmerarás en el trabajo y tendrás por fin tal garaje y tal coche, mas temerás que éste se roce con un canto, que se dañe o incluso que te lo roben. Y sufrirás por ello, no estarás del todo tranquilo.
Contratarás un sofisticado sistema de seguridad para proteger tus posesiones, para salvaguardar a tu esposa y a tus hijos, mas vivirás con la preocupación encima, con un cierto miedo que no se apartará de tu sombra.
Esto es la vida, amigo, y sin embargo te empecinas en continuar buscando la felicidad por ahí, por continuar por esa vía.
Como dijo San Agustín: "Buscad lo que buscáis, pero sabed que no está donde lo buscáis; buscáis la vida (lo vivo) en la región de la muerte y no está ahí."
Amigo, te empeñas, por lo común, en perseguir la felicidad en lo externo, en lo material, en el aferramiento a un "yo", a una personalidad (quizá porque prácticamente todo el mundo lo está haciendo de igual forma). Has de saber que no está ahí (la auténtica felicidad) y que nunca lo estará (es pura matemática, pura física universal). Persíguela en lo interno, en el reencuentro con lo que en verdad eres, entonces, no tendrás ya que perseguirla, porque será ella misma, la sincera felicidad, la que vendrá a arrojarse a tus brazos como una enamorada."
(Braddha Bala)
(Fuente imagen: panoramio.com)