"Rendida o muerta, no importa, lo que cuenta es insistir, no cejar, no permitir que se nos cuele por cualquier rendija un ápice de luz, de sensatez, de cordura.
Dijo alguien que había poco a hacer con los tontos felices o con los satisfechos con su 'falsa' seguridad de por vida, y que, además, son peligrosos. Por defender su inestable castillo de naipes, son capaces de sacrificar civilizaciones enteras. "Mientras estén a salvo lo mío y los míos...", acostumbran a decir.
Nada a hacer. A esto se refería el amigo Jesús de Nazaret al hablar sobre los ricos (o los que tienen como base la 'falsa' seguridad del mundo). Decía que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico semejante (o cualquiera que viva instalado en esa 'falsa' seguridad) pueda alcanzar el conocimiento del Reino de los Cielos (o la experiencia con lo divino o Verdad o Nirvana o Unidad Universal...). Ni en cien mil millones de eras alguien instalado en la 'falsa' seguridad del mundo podrá experimentar lo divino, porque lo divino exige entrega, ingenuidad, corazón limpio, sin cargas ni lastres.
Además, como se ha dicho, los que viven instalados en la 'falsa' seguridad del mundo, resultan ser a la postre peligrosos, siempre; por eso los sabios los evitan, no pierden el tiempo con ellos; los dejan simplemente dormir, en su autoengaño, hasta que despierten por sí solos de su noche."
(Braddha Bala)
(Fuente imagen: Svetlana Yaroshuk. See Me FB)