"Admito que cometí el peor pecado que un ser humano puede cometer: me volví cuerdo; dejé a un lado las cosas del niño, del ser que duerme, y me hice adulto, abrí los ojos.
No dejé de jugar por eso, de mirar con inocencia la mayor parte de las veces, pero la vida me fue curtiendo a base de empellones, retos y pruebas para que despertase.
Todo ello me fue acercando a la cordura, a la ausencia de sueño. Lo juro, yo no quise, me forzaron a hacerlo, cumplía órdenes. Yo no quise. Hubiera preferido quizá seguir durmiendo.
Ahora, en este día, sentado sobre una alta colina, observo los Himalayas al fondo, todo estirados, a modo de una colección de cosas blancas e inaccesibles, y a Katmandú ahí abajo, ocupando el amplio valle.
No sé dónde pasó, en qué punto pudo ocurrir, dónde se me ocurrió abrir los ojos, pero mi forma de ver es ahora distinta, cambiada, como por encima de la mente, como proveniente de otro mundo, al margen de egos y cadenas."
(Braddha Bala)
(Fuente imagen: triphimalayas.com)