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"Buda llegó un día a una ciudad, y el rey tenía ciertos reparos en ir a recibirlo. El primer ministro le dijo:
-Si no vas a recibirlo, acepta mi dimisión, porque no podré seguir a tu servicio.
El rey preguntó:
-Pero ¿por qué? -Aquel hombre le resultaba indispensable, y sin él se habría sentido perdido; era la verdadera clave de su poder-. Pero ¿por qué? ¿Por qué insistes? ¿Por qué tendría que ir a recibir a un mendigo?
Y el anciano primer ministro respondió:
-Porque tú eres el mendigo y él es el emperador. Ve a recibirlo, porque si no, no serás digno de que te sirvan.
El rey fue a recibirlo. De mala gana, pero fue. Y después de ver a Buda, se postró a los pies del anciano primer ministro y dijo:
-Tenías razón. Él es el rey y yo el mendigo."
"La vida es extraña. A veces los reyes son mendigos y los mendigos, reyes. No te dejes engañar por las apariencias. Mira en el interior. El corazón es rico cuando palpita la alegría, el corazón es rico cuando alcanzas la armonía con el Tao, con la naturaleza, con la ley suprema de la vida, con el 'dhamma' (Dharma). Si no, un día dirás llorando: "Es demasiado tarde...".
No puedo ayudarte a destruir tu vida. Estoy aquí para mejorar tu vida, para darte vida en abundancia."
(Osho)