La autorrealización según el yoga
Vamos a enumerar los siete estados de conciencia o bhumikas que, según el yoga, nos conducen a la autorrealización. Nos pueden servir de guía en nuestro proceso personal de autoexploración. Escribe José Manuel Vázquez.
Nos referimos a:
1- El anhelo profundo y sincero de la verdad o subhecha que se despierta cuando tomamos conciencia de la ignorancia que nos ata al ciclo de nacimiento, vida y muerte (la rueda del samsara). El practicante ha de tener una fuerte determinación por entender el funcionamiento del mundo que percibe para poder convertirse en un buscador de la verdad (sadhaka). El primer paso hacia la autorrealización es disponer de una voluntad comprensiva y tolerante.
2- La indagación adecuada o vicharana. Este buscador de la verdad reflexiona sobre cuanto ha leído, oído y ha llevado a cabo en su vida y saca sus propias conclusiones. La práctica adecuada de las técnicas de observación y ecuanimidad del yoga le proporcionan una visión más profunda de las cosas que le suceden. Su comportamiento tiende a ser cabal y prudente.
3- La atenuación de la actividad mental o tanumanasa. La mente del practicante va perdiendo interés por los fenómenos externos y se vuelve menos reactiva. El aspecto emocional se calma y no condiciona tanto su entendimiento de la realidad. Observando los fenómenos de la consciencia y la percepción desarrolla habilidades mentales sorprendentes de introspección y entendimiento.
Gradualmente se abandona la observación de fenómenos externos (savitarka) para entrar en la percepción sutil de los fenómenos internos (nirvitarka).
4- El logro de la pureza mental o satvapati. Este es el resultado de la purificación del cuerpo y la mente a través de las técnicas del yoga. Reducida la inercia (tamas) que causan la ignorancia y la hiperactividad (rajas) que provocan las pasiones, la mente se vuelve neutra (sátvica), lo suficientemente transparente y limpia como para reflejar la naturaleza trascendente de la consciencia.
El yo personal se pone al servicio de un yo trascendente (sasmita). Nuestra identidad personal se pone al servicio del ser. Nuestra percepción interna de las cosas y la percepción de lo que sucede en el mundo externo coinciden. La sensación de felicidad serena nos posee (sananda). Al yogui se le denomina conocedor del ser (brahmavid).
Hasta ahora el practicante (sadhaka) experimenta la dualidad sujeto-objeto (samprajñata). Al incrementarse sus habilidades mentales de indagación e introspección puede regresar al primer nivel y seguir limpiando sus canales de percepción. Pero también puede continuar al siguiente estado que le llevará a la experiencia sin dualidad (asamprajñata).
5- El estado de desapego o asamsakti. El yogui se establece en el conocimiento interior y en la satisfacción esencial que esto le ofrece. Se siente desidentificado del mundo exterior, de sus placeres y dolores transitorios. Suceda lo que suceda, la mente permanece tranquila. Vive en el mundo y valora las cualidades que residen en él, pero su mente descansa en el ser (brahmavidwara). También es conocido como un liberado en vida (jivanmukti).
6- El conocimiento de la Verdad o padarthabhanava. Contempla al ser en todo (brahmavidwariya) y las cosas externas parecen no existir sino como manifestaciones del todo. Percibe el mundo exterior como una proyección de los sentidos, como una manifestación transitoria del ser. Las formas percibidas pierden su aparente solidez.
7- El estado de liberación o turiya. El yogui permanece en un estado unificado de consciencia (samadhi) constante y experimenta la presencia del ser universal en todo (brahmavidwaristha).
Dicen los textos que si el yogui permanece tres días en este estado, el cuerpo es abandonado. Su ser individual se reintegra en el ser universal con una consciencia trascendente de la existencia y se convierte en un liberado sin cuerpo (videhamukti).
(José Manuel Vázquez)
(Fuente: yogaenred.com)