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"El primer paso de la relajación es el cuerpo. 'Recuerda' mirar dentro del cuerpo tantas veces como 'te' sea posible para ver si 'estás' acarreando alguna tensión en alguna parte: en el cuello, en la cabeza, en las piernas. 'Relájala' conscientemente. Simplemente 'céntrate' en esa parte del cuerpo y 'persuádela', 'dile' amorosamente: "¡Relájate!".
'Te' sorprenderá comprobar que si 'te' aproximas a alguna parte de 'tu' cuerpo, 'te' escucha, 'te' sigue; ¡es 'tu' propio cuerpo! 'Cierra' los ojos y 'adéntrate' en 'tu' cuerpo -desde los dedos de los pies a la cabeza- en busca de dondequiera que haya tensión. Entonces 'háblale' a esa parte amistosamente; 'deja' que haya un diálogo entre 'tú' y 'tu' cuerpo. 'Dile' que 'se' relaje; 'dile': "No 'temas', no hay nada que temer. 'Estoy' aquí para 'cuidarte'; 'puedes' 'relajarte'". Poco a poco 'aprenderás' el truco. Entonces el cuerpo 'se' volverá más relajado."
(Osho)