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El devoto instalado en 'Dios' no 'tiene' mala voluntad contra nadie. 'Mira' a
todos con amor y gran compasión. 'Considera' que todos los seres 'son' 'él
mismo'. No 'odia' ni a un solo ser, ni aún a
los que le 'hacen' padecer intensos dolores. El que 'siente' misericordia
por la gente que 'sufre' e 'intenta' aliviar 'su' miseria 'es' un hombre
compasivo. 'Se' pone en el lugar del que 'sufre' y 'siente' el dolor en 'su'
propia carne. La misericordia 'es' un atributo divino. 'Dios' 'es'
omnimisericordioso. Si 'quieres' estar en comunión con 'el Señor' y 'deseas'
llegar a la Divinidad, 'tú' también 'debes' 'volverte' omnimisericordioso.
El devoto perfecto 'garantiza' la seguridad de vivir a todos los seres vivos. Es un Paramahamsa Sannyasin. Solo un devoto así 'puede' entender realmente los misteriosos caminos del 'Señor'. 'Ve' al 'Señor' en todo. 'Ve' al 'Señor' en todas las criaturas. Por eso 'tiene' visión ecuánime.
'Es' como el sol o el río. El sol 'derrama' 'su' luz igual sobre un palacio que sobre una choza. Cualquiera 'puede' beber el agua de un río. 'Apaga' la sed tanto de las vacas como de los tigres y los leones. Del mismo modo, las ideas de "yo" y "mío" no 'aparecen' nunca en la mente del devoto. No 'tiene' sentido de lo 'mío' y lo 'tuyo'. Es indiferente al placer y al dolor. No 'está' apegado a los objetos agradables. No 'odia' los objetos que causan dolor. 'Perdona' tanto como la propia tierra. No 'le' 'afectan' los insultos, los ultrajes y las calumnias.
El devoto perfecto 'garantiza' la seguridad de vivir a todos los seres vivos. Es un Paramahamsa Sannyasin. Solo un devoto así 'puede' entender realmente los misteriosos caminos del 'Señor'. 'Ve' al 'Señor' en todo. 'Ve' al 'Señor' en todas las criaturas. Por eso 'tiene' visión ecuánime.
'Es' como el sol o el río. El sol 'derrama' 'su' luz igual sobre un palacio que sobre una choza. Cualquiera 'puede' beber el agua de un río. 'Apaga' la sed tanto de las vacas como de los tigres y los leones. Del mismo modo, las ideas de "yo" y "mío" no 'aparecen' nunca en la mente del devoto. No 'tiene' sentido de lo 'mío' y lo 'tuyo'. Es indiferente al placer y al dolor. No 'está' apegado a los objetos agradables. No 'odia' los objetos que causan dolor. 'Perdona' tanto como la propia tierra. No 'le' 'afectan' los insultos, los ultrajes y las calumnias.
(Sri Swami Sivananda)
(Colaboración de Harichaitanya Acharya en http://vedashastram.blogspot.com.es/)
(Fuente: YogaIndia.es