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"En tu relación con los otros, con esos seres que aparentemente se te asemejan, que comparten un diseño físico similar -con la salvedad, claro está, de la diferencia marcada por la necesidad de sexos distintos para la continuidad y evolución de la especie-, tendrás ciertas dificultades.
Aparentemente, todos somos iguales y más si compartimos una misma cultura, unas mismas experiencias de vida, una misma edad generacional; mas, el ser humano es algo más, viene de otras experiencias, miles, de millones de vidas anteriores donde ha ido evolucionando de un modo u otro.
Por eso no te extrañe verte diferente, con un nivel de comprensión distinto, con una perspectiva y grado de conciencia que no parecen encajar en medio de los seres que te rodean.
Somos el producto de la causa y del efecto (Karma), y estamos en este mundo por ello y seguiremos en otros cuerpos e identidades por la misma razón hasta que nos conozcamos realmente y paremos esta rueda del destino que hace que permanezcamos en este campo de experimentación y también de sufrimientos que es la cadena de la vida (Samsara).
El maestro Buda lo tenía claro: nuestro fin es parar la rueda del Samsara y así terminar con los sufrimientos que tal Samsara conlleva (nacimiento, enfermedad, muerte, decepciones...).
El fin del ser humano es encontrar la luz, es volverse luminoso, discernidor, clarividente de sí mismo y de la realidad que le rodea, para poder así regresar a Casa (en esta misma existencia, estando vivo), al Hogar de Paz, donde la rueda del Samsara ya no tiene sentido de ser."
(Braddha Bala)
(Fuente imagen: cuatrocuentos.wordpress.com)