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Las técnicas orientales de autorrealización y, por supuesto el yoga, se proponen como métodos para liberarnos del sufrimiento innecesario. Para liberarse del mismo hay que tratar de comprenderlo en profundidad. Buda declaraba: "El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional".
Hay tres tipos de sufrimiento: el universal e inevitable, como la enfermedad, la vejez y la muerte; el sufrimiento que surge de una mente ofuscada e ingobernable, neurótica e insana, donde preponderan la avaricia y el aborrecimiento; y el sufrimiento que la mente origina a otras criaturas. Estas dos últimas clases de sufrimiento son evitables y ello se consigue cuando la mente adquiere un conocimiento correcto, lo que deviene mediante la práctica de la meditación y el trabajo interior, asumiendo las tres disciplinas o ejercitamientos: el ético, el mental y el de desarrollo de la sabiduría. Cuando la mente está clara, se procede con destreza. De la lucidez nace la compasión.
Sufrir por sufrir es absurdo y no tiene el menor sentido. Pero el sufrimiento consciente, cuando es inevitable, tiene su propia enseñanza y energía. Era el sabio Samntideva quien decía: "Si tiene remedio, lo remedias y no te preocupes; si no tiene remedio, lo aceptas, y no te preocupes. La mente engendra conflicto, mucho. En la vida hay agrado y desagrado, deleite y dolor. Hay que aprender a vivir el disfrute sin apego y el desagrado sin aborrecimiento. Eso es ecuanimidad.
Ante el placer y el dolor, firmeza mental. El culto al sufrimiento es necedad. Otra cosa es el esfuerzo necesario (que a veces es una sutileza del sufrimiento), pero que se metaboliza como poder interior.
¡Cuánto valora un yogui el poder interior! Es la fortaleza anímica que sabe afrontar las dificultades con ánimo estable. Babaji Sibananda (y en unos días la editorial ELA publicará su libro "EL MISTERIO DEL PLANETA", que es una joya) siempre me insistía en lo necesario que es desarrollar ese poder interior, esa fuerza interna que nos permite afrontar la vida con sosiego y aplomo.
El desapego es uno de los antídotos contra el sufrimiento; también la aceptación consciente de lo inevitable, el discernimiento lúcido y la captación de que todo es transitorio. Si uno aprende a beber en la fuente de su sabiduría interior, generará menos sufrimiento para sí mismo y para los demás. Como reza la antigua instrucción mística:
ENCIENDE TU PROPIA LÁMPARA
(Ramiro Calle)
(Fuente: Ramiro A. Calle FB)