"Llámalo resistencia al cambio, o aprensión a lo nuevo, a lo distinto.
Llámalo cansinería, atadura a lo viejo, pereza, o directamente miedo a lo desconocido, aunque lo desconocido resulte ser a fin de cuentas una soga que se nos lanza desde fuera de un pozo para que salgamos de él.
Llámalo comodidad, o regostamiento en el sueño, o repulsión hacia la luz del día, o un miedo extraño, ancestral e incomprensible a lo diferente.
Llámalo como quieras, pero está ahí, a diario. En él te instalas con sus más y sus menos, en él te mueves. Te lleva y te trae y te llena un cuenco con comida y otro con bebida para que permanezcas sujeto a él, a su influencia, para que no oses ir más allá del patio en el que te hallas.
Sí, llámalo resistencia al cambio o, más claramente, miedo a lo que no se conoce.
Por eso, como se suele decir, cuando un sabio señala a la Luna con el dedo, la mayoría de la gente, los aferrados al miedo y a la falsa seguridad de lo conocido, tan solo alcanzan a quedarse mirando al dedo del sabio, nada más."
(Braddha Bala)
(Fuente imagen: davidforgiven.blogspot.com)