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"-'Tú' lo eras... -dijo el maestro al médico-. 'Hiciste' residencia en Clínica Mayo. 'Tenías' buena consulta y 'tus' manos eran envidiadas en el hospital...
-Sí -respondió el joven doctor-. Pero algo fallaba en aquel triunfo... Era incompleto. Una aureola de vacío rondaba siempre, a poco que 'estabas' en silencio, a poco que 'te' volvías más lúcido y 'observabas' todo eso con distancia.
-¿No era completa la felicidad?
-'Sabes' que no.
-Pero 'tu' mujer... 'tu' niña...
-Maestro, lo 'sabes', 'sabes' que en el fondo ese es el juego, la escusa, el collar y la cadena...
-Así pasa la vida, maestro. Y uno 'se' dedicaría, como mayor fin, a la felicidad de la mujer, de la cría... su futuro.
-¿Y no ha de ser así?
-'Sabes' que no... El camino es único y personal... e intransferible.
-Pero ellas 'te' esperan... 'Saben' que este tiempo de excedencia lo 'necesitabas'... Pero 'te' esperan.
-¿Qué es lo que esperan?... Cada día que pasa... 'pienso' que 'soy' menos "eso que esperan" y más otra cosa.
-¿Otra cosa? -y el maestro y el médico se sonrieron."
(Braddha Bala)