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La sexualidad es un misterio, un extraordinario misterio. Puede ser todo, puede ser nada. Lo que se llama coloquialmente (y detesto esta expresión, pero es para entendernos) "echar un polvo"es como escupir: un proceso orgánico o como rascarse, y cuanto más te rascas más te lleva a hacerlo, como a los coleccionistas compulsivos de contactos sexuales o a los saltacamas. No es sexualidad, es sexo. Y el sexo puede ser muy degradado, incluso cutre. Pero la sexualidad está en otra dimensión, sobre todo la sexualidad con sentimiento. Ya declaraba D. H.Lawrence que la mayoría de las personas fornicaban como perros. Por eso, es necesario discernir entre sexo por el sexo (y no tengo nada contra el sexo divertido, para el que le sirva), sexualidad como tal, sexualidad sin amor o sexualidad con amor. Las feromonas, lo que llamaba Reich los orgones, hacen aparentemente la misma función, pero en realidad hay un abismo entre la sexualidad sin amor y la sexualidad con amor. Quizá una de ellas deshumaniza y la otra, por el contrario, humaniza. Cuando hay sexualidad sin sentimiento, tras la satisfacción erótica, las personas se distancian (al menos anímicamente), pero cuando hay sexualidad con amor y sobre todo si es con almor (amor del alma), hay una comunión de almas, hay una bendita aproximación. A quien le apetezca o le tome, que practique el sexo por el sexo. Pero la sexualidad amorosa está en otra dimensión, y no solo es un festín de los sentidos, sino una celebración espiritual. Con respecto a la sexualidad hay varias actitudes y opciones. Citaré algunas: la asexualidad, la contención sexual consciente (que no es represión, sino alquimia, transformación), la sexualidad ordinaria y la sexualidad consciente, que es un medio para elevar el nivel de la consciencia. Lo que a unos desgasta a otros fortalece. Los brahmacharíes (castos por motivos de transformación interior) tratan de transfomar su libido, conteniéndola, en Ojas Shakti, energía espiritual. De cualquier manera, se siga una u otra opción, la sexualidad debe vivirse conscientemente si uno es un buscador de lo Alto, pues si incluso tratamos de lavar los utensilios con consciencia o preparar una taza de té conscientemente, ¿por qué no tratar de que la relación sexual sea consciente? He abordado este tema muy a fondo en mi obra "El Amor Consciente y la Sexualidad Sagrada".
(Fuente: Ramiro A. Calle FB)