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"Todo es una metáfora; la metáfora del niño que busca su juguete; la metáfora del montañero que quiere subir a los catorce ochomiles del planeta; la metáfora del viajero impenitente que ni tan siquiera sabe contestarse al porqué de su viaje...
Sí, todo es un metáfora. Sabiéndolo o sin saber, los seres andan buscando algo, algo que les cosquillea, algo que les incita, algo que les 'llama' en silencio. O, en todo caso, sienten una especie de vacío y quieren llenarlo, porque saben que, solo llenándolo, podrán alcanzar una cierta paz. Así funciona, y así se hacen muchas cosas en este mundo; incluso el sexo forma parte de este juego, de esta búsqueda en general inconsciente. Buscamos algo porque nos sentimos separados de algo y, de un modo u otro, buscamos la unión con Eso. Cuando conquistamos tal unión, cuando el niño encuentra su juguete, cuando el montañero sube a la cima de un nuevo ocho mil, cuando el viajero encuentra un nuevo destino que perseguía, o cuando se realiza el coito, uno tiene por unos momentos, por unos segundos o por un rato la sensación de haber alcanzado un destino, de haber llegado a la Eternidad, de haber regresado a Casa, esa de la que un día partimos o fuimos expatriados para volver a encontrarla en el futuro."
(Braddha Bala)
(Fuente imagen: 20minutos.es)