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El trabajo consciente sobre el cuerpo, como ya hemos apuntado, puede hacerse a través del hatha-yoga o a través de la conscienciación del cuerpo, sus movimientos, sensaciones, funciones y energías. Esta conscienciación puede llevarse a cabo sentado en meditación, pero tambien en cualquier momento o situación de la vida diaria. El secreto está en sentir el cuerpo o alguna de sus funciones con ecuanimidad, con mucha atención pero sin interpretar o reaccionar. Ya los más antiguos textos del hinduismo nos hablaban de "cavar en el cuerpo". De esta manera se llega a una consciencia muy profunda, casi insospechada, del cuerpo. Buda, de este modo, trabajando sobre su organización psicosomática a través de la observación alerta e inafectada, pudo descubrir, por sí mismo, las unidades subatómicas, que él denominó kalapas.
Cuando hablamos del hatha-yoga, nos referimos, por supuesto, al auténtico, aquel que puede ser denominado como yoga "psicofísico" en el más alto sentido, pues trabaja sobre el cuerpo físico, el cuerpo energético y el cuerpo mental, para conducirnos al supramental. Los pseudoyogas o "yoga fitness" son productos esperpénticos y lamentables, que traicionan la esencia del yoga auténtico, pues en lugar de ayudar a superar el apego o debilitarlo, lo fortalecen; en lugar de que el ego mengüe, lo exaltan; en lugar de propiciar la humildad, alientan el egocentrismo y la estampa del campeón; en lugar de otorgar sosiego, estresan, invitando a la competición. De tal modo, y es realmente aberrante, que los propulsores de estos pseudoyogas lleguen a organizar campeonatos de asanas, donde cada uno de los que lamentablemente a ello se prestan se convierten en contorsionistas baratos en el intento por ser más de goma que su adversario para obtener la medalla correspondiente. En este sentido nadie ha hecho tanto daño al verdadero yoga como Bikram, que no solo promueve como salud lo que es en sí mismo un disparate y perjudicial para el cuerpo a todas luces (la ejecución de los asanas a más de cuarenta grados de temperatura), sino que en su delirio egocéntrico ha querido patentar el yoga, promueve este tipo de campeonatos absurdos y da la espalda a lo más genuino del yoga: el espíritu o consciencia. Pero el verdadero hatha-yoga (con los asanas, el pranayama, los mudras y los bandhas, y los shatkarmas) puede ser un importante sadhana para, mediante la conscienciación del cuerpo, ir más allá del cuerpo y conectar con la propia naturaleza real.
Se debe, indiscutiblemente, al yoga, la revalorización de la corporeidad como medio de reorientación de las energías y elevación de la consciencia. Y ya que tenemos este cuerpo, que tanto placer y también tanto dolor nos proporciona, no debemos dejar de aprovecharlo como herramienta de liberación mental y autorrealización. Así lo somático se pone al servicio de la búsqueda interior y del encuentro con nuestra naturaleza esencial.
(Ramiro Calle)
(Fuente: Ramiro A. Calle FB)