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"Un día me cansé de vivir en la nubes, de soportar la levedad de lo exterior, su patente vacío también. ¿Era uno el extraño o, simplemente, obraba con inteligencia?
No hubo llamadas, ni amistades sugiriendo otra cosa; prácticamente todos parecieron jugar al escondite, al camuflaje.
Les llamé. Insistí. Pedí perdón a muchos, pero debía de tener ya alguna marca de Caín en el rostro porque las puertas parecieron cerrarse a cal y canto.
Así me vi condenado al ostracismo, sin entenderlo, para nada.
Han pasado ya muchos años; caminé aquí y allá en pos de algo indefinido; tampoco tenía mucho qué perder más que la propia vida, todo lo demás ya me era ajeno.
Me atreví; el camino me encalleció, me hizo de la misma materia de la que se hacen los astros, que permanecen impasibles en el oscuro firmamento.
No sé si valió la pena, si este rostro un tanto infantil y avezado a la par, que ahora se refleja en la simple agua de un remanso de arroyo, es buen resultado; pero una cosa si sé, que estoy donde debo de estar y que algo especial parece cuidar de mis heridas y endulzarme el alma."
(Braddha Bala)
(Fuente imagen: venyverasocd.blogspot.com)