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"Nadie lo dijo. Apenas nadie tenía conciencia de ello. Pasaba bien desapercibido. En el bulle bulle diario, nada parecía tener sentido más que el mismo ímpetu que semejaba envolver a la realidad.
Yo era un testigo, un simple testigo de todo ese movimiento, de toda esa lógica sin lógica, de toda esa complicación, de toda esa epidemia.
Preferí callar y no ahondar en la locura, en el vaivén que mueve y que arrastra sin sentido.
Subí a una colina y me aferré a esa altura, quizá allí el movimiento impetuoso de las aguas no me daría alcance.
En ocasiones había olas o tenía que acercarme a la simple orilla a beber un poco de agua para calmar la sed de este cuerpo. Era un momento peligroso: miles de lazos corredizos eran lanzados desde el agua tenebrosa.
Solía escapar rápido. A veces me pillaban por un pie, pero lograba desasirme.
Ahora vivo en una colina más alta y he construido en ella un aljibe que se llena con las benéficas y puras aguas de los cielos."
(Braddha Bala)
(Fuente imagen: miprincipeesunarana.blogspot.com)