"Le 'interesaba' ser 'ella misma', vivir intensamente, potenciar todos 'sus' talentos y posibilidades.
No 'aceptaba' la vida monótona y siempre igual de la bandada que sólo 'se' atrevía a vuelos rastreros, sin alma, detrás de los desperdicios que arrojaban los barcos.
Ella 'sentía' en 'su' alma el llamado de las alturas, la vocación de libertad.
Por 'atreverse' a proponer una vida distinta, la 'aislaron', la 'dejaron' sola, la 'tacharon' de loca y la 'desterraron'. La pequeña gaviota, 'aceptó' la soledad del aprender de nuevo, la soledad de la búsqueda de mares nuevos, nuevos cielos, nuevos horizontes.
En lo profundo de 'su' corazón adolorido, 'sentía' que 'sus' alas 'habían' nacido para abrirse a la inmensidad de lo desconocido. Y 'se' arriesgó. Tras muchos intentos fallidos, un día 'se' encontró surcando los altos cielos, azules, maravillosos, inmensos, con un halo de eternidad.
'Palpó' el vértigo de lo profundo, 'vivió' la originalidad, la iniciativa, la creatividad.
'Experimentó' las honduras de la perfección: hasta el final de lo entendido, hasta llegar a la raíz, al manantial de 'su' propio ser. Ya no 'se' trataba tanto de buscar la libertad, como de ser libre.
Y 'se' entregó apasionadamente a ser 'ella misma', sin ataduras ni temores.
'Seguía' amando a los 'suyos' a pesar de que la 'habían' desterrado. Y 'decidió' volver a la bandada para 'enseñarles' que la vida podía ser algo más interesante que comer y disputarse los desperdicios de los barcos. 'Estaba' segura de que 'su' empresa no iba a ser nada fácil, que de nuevo la 'aislarían', la 'ofenderían', porque no 'estaban' dispuestos a cambiar ni a escuchar tranquilamente que alguien les 'hablara' de la necesidad de cambio.
No importaba que no la 'comprendieran': con que una sola gaviota 'se' atreviera a soñar y aprender un nuevo vuelo, se justificaba 'su' aventura. En el fondo de 'su' corazón, la Gaviota 'adivinaba' que era imposible vivir intensamente 'su' libertad sin intentar liberar a otros, que la plenitud implicaba el servicio.
El amor por los 'suyos', el respeto merecido y el perdón, eran tan importantes para ella, como 'su' ansiada libertad…, 'comprendió' que el espíritu no puede ser realmente libre sin la capacidad de perdonar… Esa capacidad de perdón fue un imperativo necesario para 'elevarse' a un plano superior… Y 'volvió' sin prédicas ni alardes… Solo 'trataba' de ser una auténtica gaviota nacida para volar. Poco a poco algunas gaviotas jóvenes 'se' fueron acercando a presenciar 'su' vuelo vigoroso. Y le 'pidieron' que les 'enseñara' a volar, a experimentar otra vida, a 'atreverse' a ser libres. Y se abrieron los cielos…, la gaviota 'disfrutaba' del inmenso gozo que produce el ayudar a otros…, este gran paso lo 'convirtió' en un verdadero maestro.
Todos 'podemos' ser maestros de vuelos de altura, sembradores de utopías, exploradores de nuevos cielos y mundos más allá de los gritos y graznidos de la bandada, para que otros 'vean' en 'nuestras' vidas una invitación a trascender, a ir más allá de 'sí mismos'. Una invitación al riesgo de volar.
Por eso hoy más que nunca, 'necesitamos' hombres y mujeres que 'propongan' pasión, el 'abrirse' a la plenitud de lo desconocido, que 'nos' levanten de tanto vuelo rastrero, de tanta ilusión de plenitud en un mundo sin horizontes ni sueños, que 'rescaten' y 'propongan' con Fe 'atreverse' a construir un mundo donde sea posible la libertad y la aventura del servicio (solidaridad). Este es el despertar del 2012."
Por eso hoy más que nunca, 'necesitamos' hombres y mujeres que 'propongan' pasión, el 'abrirse' a la plenitud de lo desconocido, que 'nos' levanten de tanto vuelo rastrero, de tanta ilusión de plenitud en un mundo sin horizontes ni sueños, que 'rescaten' y 'propongan' con Fe 'atreverse' a construir un mundo donde sea posible la libertad y la aventura del servicio (solidaridad). Este es el despertar del 2012."
(Fuente: juancarlosquesada.com)
(Fuente imagen: Super Beautiful Photos FB)