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"'Un hombre' 'fue' al río muy temprano por la mañana para dar un paseo (era todavía bien oscuro) y 'se' tropezó con un saco. 'Abrió' el saco; estaba lleno de piedras. 'Se' sentó en la orilla y juguetonamente 'empezó' a tirar las piedras al río. 'Disfrutaba' viendo cómo salpicaban las piedras. Poco a poco, 'empezó' a amanecer y el sol empezó a salir. Ya sólo 'le' quedaba una piedra. La 'miró', pues ahora había bastante luz, y 'empezó' a golpearse en el pecho llorando. Algunas personas se reunieron a 'su' alrededor 'preguntándole' "¿Qué es lo que pasa?"
'Él' contestó: "Es un diamante, y 'he' tirado miles. Los 'he' estado lanzando continuamente sin saber lo que 'estaba' tirando. 'Pensaba' que sólo eran piedras. Y ya sólo 'me' queda una".
Y 'yo' 'os' 'digo', que así y todo 'tuvo' suerte -al menos 'se' dio cuenta cuando aún 'le' quedaba una. 'Millones de personas' no 'se' dan cuenta, ni siquiera en la última etapa; simplemente 'siguen' tirando. 'Viven' y 'mueren' y nunca 'llegan' a conocer el pan de cada día (la Divina Gracia), el diamante que desciende sobre 'ellos' cada día."
(Osho)