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Siempre   con las debidas reservas. La senda personal no es fácil. Siempre es  más  fácil seguir lo establecido; favorece la sociedad, el sistema, la   familia; pero algo chirría dentro de uno, una especie de inconformismo   que reclama que ha de haber algo más por delante que los meros barrotes   de una prisión, aunque tales barrotes se hallen sofisticadamente   disfrazados de dinero, coches, casas, estupendos cónyuges e hijos y una más que   aparente felicidad. Adelante a los vivos. 
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