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"Maestro, cuenta una historia. .
Los antiguos comparaban la vida en este mundo a cruzar un ancho y caudaloso río. En el río eran abundantes los cocodrilos y bien escasos los botes, las barcas, los transbordadores, los flotadores, los troncos. Todo esto era bien escaso, difícil de ver. En cambio los cocodrilos abundaban en la orilla, ofreciéndose como simples troncos de transporte para cruzar al otro lado. De más está decir que el que subía en uno de estos falsos troncos jamás llegaba al otro lado. Siempre acababa entre las fauces del animal. Siempre.
Sin embargo, era grande el éxito de estos grandes reptiles y cada vez proliferaban más, y más gente se confiaba a ellos por el boca oreja. Así era la vida, y los que llegaban al otro lado del río, con evidencia, resultaban ser seres especiales, seres que habían despertado del sueño, de la falsa proyección, y ya no confundían a los cocodrilos con troncos.
Desde la otra orilla del río, los vencedores del mismo lanzaban voces, advertían, pero los seres de esta parte andaban ciegos y sordos, sumidos en una especie de ilusión, de turbio engaño.
¿Entendiste joven?"
Los antiguos comparaban la vida en este mundo a cruzar un ancho y caudaloso río. En el río eran abundantes los cocodrilos y bien escasos los botes, las barcas, los transbordadores, los flotadores, los troncos. Todo esto era bien escaso, difícil de ver. En cambio los cocodrilos abundaban en la orilla, ofreciéndose como simples troncos de transporte para cruzar al otro lado. De más está decir que el que subía en uno de estos falsos troncos jamás llegaba al otro lado. Siempre acababa entre las fauces del animal. Siempre.
Sin embargo, era grande el éxito de estos grandes reptiles y cada vez proliferaban más, y más gente se confiaba a ellos por el boca oreja. Así era la vida, y los que llegaban al otro lado del río, con evidencia, resultaban ser seres especiales, seres que habían despertado del sueño, de la falsa proyección, y ya no confundían a los cocodrilos con troncos.
Desde la otra orilla del río, los vencedores del mismo lanzaban voces, advertían, pero los seres de esta parte andaban ciegos y sordos, sumidos en una especie de ilusión, de turbio engaño.
¿Entendiste joven?"
(Braddha Bala)
(Años más tarde, este 'joven' que escribe, llegó a comprender bien el significado de esta historia y a distinguir claramente al 'cocodrilo' junto a la orilla)