"Navego por el mar de la personalidad como un tunante, como un pillo, como un infiltrado. Veo barcos de todo tipo en este mar y que se dirigen en distintas direcciones. Unos van, otros vuelven, y así cada día, sin salir de este mar, sin dejar sus límites.
Pocos saben que soy un infiltrado, un submarino cósmico que observa y observa y aprende y aprende. Cuando regrese a casa, les podré decir a los colegas que en el planeta Tierra aún siguen empecinados en el juego de la personalidad, en el 'mío' y en lo 'del otro', en lo de 'mi frontera' y en lo 'del otro lado', en lo de 'mi familia y los míos', y 'los otros'. Y que aún continúan fabricando armas para protegerse los unos de los otros, para defender sus fronteras, sus límites, sus posesiones, sus creencias.
Seguro que mis colegas se echarán unas buenas risas cuando les cuente, y nos diremos, con gesto de admiración o sorpresa, que cómo es posible que aún existan planetas así, con tal nivel de obcecación. Entonces, quizá responderé lo lógico, que hay poco que hacer, que los seres han de ir despertando por su cuenta y riesgo, así tan perdidos como están en el mar de la personalidad."
(Braddha Bala)
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