lunes, 12 de mayo de 2014

¿Trabajar? No gracias...

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¿Trabajar? No gracias…

Iván Bethencourt | El jardín del exilio | 11/05/2014
explotacionEl trabajo dignifica al hombre. ¡Mentira! 'Deberían' matar a quien 'haya' dicho semejante majadería. Sucede todo lo contrario: 'lo' denigra, humilla y deshonra. 'Vamos', ¿qué tontería es ésta? La máxima aspiración del ser humano desde el inicio de los tiempos —desde que 'fue' expulsado del Paraíso— ha sido 'verse' libre de la insoportable carga del trabajo, es la razón de ser de la tecnología y de los millones de recursos que 'invertimos' en ella. Pero no, ahora resulta que 'pones' la tele, 'escuchas' la radio o 'lees' el periódico y con lo primero que 'te das' de bruces es con un estado de paranoia colectiva cuyo centro de atención gira en torno a la obsesiva, desesperada y monotemática voluntad de encontrar un puñetero trabajo, de trabajar más puñeteras horas —las que hagan falta—, con esa cansina letanía de fondo 'incitándonos' a producir más, a ser más competitivos, a vender 'nuestros' huesos al mejor postor y a crecer económicamente aunque 'tengamos' que 'dejarnos' la salud en el intento. ¡Crecer, crecer y crecer!, como si esa fuese la fórmula mágica que curase todos 'nuestros' males y colmara todas 'nuestras' aspiraciones.
Se trata de una aberración intolerable, ¿'tú pedirías' para que 'te azoten'? No, ¡claro que no! Entonces, ¿se puede saber qué diablos 'haces' 'desgañitándote' como un poseso en la expectativa de que alguien 'te' 'explote', 'ofreciéndote' un empleo miserable digno de un despojo? Ya no existen objetivos sociales humanamente reconocibles, el país entero está volcando toda su energía en la suprema empresa de que 'nuestra' economía crezca y sea capaz de generar empleos, los que sean y al precio que sean. Pero, ¿no debería ser el objetivo primordial de la política promover la felicidad y el bienestar de los ciudadanos? Ah, claro, es que ahora la felicidad, la realización como seres humanos, la 'logramos' con un empleúcho de mierda. Es el nuevo paradigma, ahí se acaba todo. Adiós Ilustración, adiós a la dignidad humana, a los Derechos Fundamentales, al Estado de Bienestar, a la razón misma, a la civilización. Venga, a tomar por culo. Lo 'tiramos' todo por la borda… a cambio de un trabajo podrido cuya productividad ni siquiera 'nos' pertenece. Olé.
Y, bueno, ¿cuál es la solución? ¡Por 'Dios', 'miremos' a 'nuestro' alrededor! ¿O es que 'estamos' ciegos? 'Miremos'… ¿Acaso no 'nos' damos cuenta de la ingente cantidad de tecnología que 'nos' rodea? Y no cesan de producirse nuevos avances, el ritmo de desarrollo tecnológico es trepidante. Eso solo puede significar una cosa: ¡cada vez se hace menos necesaria 'nuestra' fuerza de trabajo! La tecnología ya se ocupa de 'suplirnos', de hacer una buena parte de la mano de obra que 'nos' correspondería… ¿No es obvio? Para eso sirve la tecnología, ¿a qué viene tanto estrés? ¿'Nos' 'hemos' vuelto locos? Parece que sí.
No el trabajo: lo que dignifica al hombre, lo que 'nos' hace verdaderamente humanos, es el ocio, la capacidad de hacer lo que 'nos' gusta y 'nos' da la real gana. ¿Es esto un elogio de la pereza? En parte. 'Deberíamos' dejar de formar a las personas como si 'fuesen' máquinas —ya no hace falta, ¡'tenemos' a las máquinas y las computadoras! 'Deberíamos' abandonar toda esa tontería retrógrada de enfocar los saberes y la educación a ser productivos y competitivos… Lo que sí 'deberíamos' hacer es formar a seres humanos plenos: creativos, emocionales, intelectuales y científicos. Eso es todo (¡nada menos!). Porque entonces la actividad que 'decidamos' desarrollar en nuestra vida surgiría en 'nosotros' de forma natural, por puro placer, por pura ansia de crecer y 'realizarnos' como personas. Ah, sí, eso también es ocio, no 'hablo' solo de 'tirarnos' en un sofá a 'rascarnos' la barriga (que también).
¿Trabajar? 'Créeme': eso ya pertenece a otra época. A ver si de una vez 'entramos' en el Siglo XXI.

Satyameva Jayate. Namaste. 'Bienvenido' 'aventurero de la vida'. ¿Ya 'te alimentas' bien?

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