"Lo vi escrito por las paredes, a suerte de consigna; es lo que más abundaba. Estaba escrito aquí y allá, al doblar la esquina o al subir por las escaleras, en el autobús y en el metro..., y en la sonrisa prostituida de la dependienta o de la azafata, o en el rostro del camarero, o de la chica tomando el sol, o de aquel otro en plan running...
La ciudad entera estaba repleta de tales carteles, visibles o no; la ciudad entera palpitaba al ritmo de dicho mensaje.
La mayor parte de los seres lo llevaba ya integrado en sus más íntimos u hondos esquemas.
La maquinaria del estado funcionaba asimismo bajo tal consigna, así como las iglesias establecidas y las vetustas universidades y también las más jóvenes.
La televisión estaba igualmente repleta de ese mensaje y los filmes importados y también los nacionales.
En los libros de texto de las escuelas este mensaje estaba ya implícito en el mismo papel en blanco y los maestros lo difundían sin mirar, a diestro y siniestro.
Internet también funcionaba bajo la misma consigna y sus noticieros y también los diarios impresos, al igual que las parejas, las familias, los singles...
Casi me estaba volviendo loco en medio de todo esto; por allá donde mirase aparecía el rotundo mensaje: "NO ME QUIERO ENTERAR". Y los seres..., en apariencia tan felices en medio de todo eso, flotando en tal consigna, dejándose llevar por ella.
¿Estamos locos?, me pregunté, y el universo entero pareció entonces responder "Pues sí"."
(Braddha Bala)
(Fuente imagen: antidepresivo.net)