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"No había alternativa, dar ese paso, ese único paso, era lo más factible entre la baraja de posibilidades.
Dirían: "Estás loco... No sabes lo que haces... Te la vas a pegar... Sé consciente... No tendrás nada después... No tendrás jubilación, dinerito... No tendrás seguridad, ni casa, ni puertas abiertas de ninguna especie... No tendrás tampoco amigos... Serás como un perro vagabundo... Caerás en una cuneta sin aprecio, solo..." Dirían tantas cosas. Lo lógico. Lo esperable. Lo razonable. Lo mejor que se puede decir en un caso así. Eso, los amigos, porque los demás, a lo sumo, en su mayoría, soltarían una muy breve risita.
Ser alternativo en un mundo sin prácticamente alternativas. Ser alternativo en un mundo con vías de ferrocarril a seguir, con autopistas valladas para que nada se escape del control...
No vayas aquí. No vayas allá... porque los brazos de los 'controladores aéreos' del sistema son demasiado largos; para eso les pagan bien; para ser efectivos y que nadie se salve de la quema, de la auténtica debacle en que se está convirtiendo el mundo moderno; con apariencias de esto, con apariencias de lo otro, pero nada, casi nada verdaderamente auténtico.
Ser alternativo es un deber en un mundo de vías establecidas, de autopistas, líneas de ferrocarril y rutas aéreas."
(Braddha Bala)
