"Me siento como el niño que ha encontrado un tesoro, así, sin querer, como sin darse cuenta.
El tesoro está ahí, y el niño se acerca y se aparta, y se acerca y se aparta; se esconde; observa el tesoro desde lejos; a hurtadillas se vuelve a acercar, lentamente, y toca el tesoro y tiembla con extraña emoción. Huye. Vuelve a acercarse.
El niño se siente frágil ante el tesoro. No sabe qué hacer, qué reacción puede adoptar.
El tesoro está ahí. Ha aparecido durante la noche en la ventana del niño, mientras éste aún dormía. Ha aparecido para quedarse junto al niño.
Ahí está; parece no moverse, no respirar, y el niño lo circunda, lo observa, e incluso se acerca una vez más y aplasta sus labios sobre la faz del tesoro.
Me siento extraño, sí. Me siento frágil. Me siento incapaz y todo de manejar la situación.
El tesoro ha venido para quedarse, como un ave que duerme tranquilamente sobre el barrote de la reja de la ventana del niño.
Y el niño suspira. Mira el tesoro que ha llegado hasta él y, simplemente, suspira."
(Braddha Bala)
(Fuente imagen: edubanga.com)