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"En Oriente al ego se le conoce con el nombre de 'demonio celestial' o Mara (en Budismo). El demonio celestial es lo mismo que en Occidente se ha calificado durante siglos con la palabra 'demonio'. Sin embargo, nadie o muy, muy pocos, han identificado o relacionado al 'demonio' con el ego. Casi parece una provocación hermanar algo tan propio, tan dentro de uno, con algo culmen de lo denostable durante siglos en la cultura judeo-cristiana. Cuando el ser humano deje de buscar la causa de los problemas fuera de sí y descubra lo que realmente alberga en su persona a modo de 'parásito invisible', puede que el sentido del mundo y de la vida comience a cambiar.
En realidad, cuando uno desenmascara al impostor, al parásito, y lo saca de sí, es cuando descubre lo que en verdad es, su verdadera naturaleza sin limitaciones; es ahora cuando puede empezar a vivir como auténtico ser humano. (Cuando se abandona al ego, el concepto de personalidad o identidad -establecida culturalmente-, lo que queda no es el vacío, sino la más plena de las vivencias, de las realidades)."
(Braddha Bala)