domingo, 3 de octubre de 2010

Ningún lugar a donde ir

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"Llega un momento en el que el caminante se detiene.
Repentinamente ha perdido el impulso andante, el motor, la rabia, la luz de la búsqueda, la motivación.
Parado en el camino mira a los lados y a la meta perseguida al frente. La meta ha desaparecido. El lugar hacia el que iba ya no está.
El caminante se mira a sí mismo extrañado. ¿Qué ha sucedido? Todavía quedan kilómetros y kilómetros -piensa.
Esto piensa, pero no sabe que de hecho ha llegado. El camino interior se ha consumado y el exterior ha dejado de tener significancia.
En este punto, en este lugar del viaje, dejan de haber sendas por delante.
En este punto en concreto se hallaba la meta. La diana hacia la que dirigir la búsqueda.
Detenido, ligeramente aturdido, el caminante comprende: ya no hay donde ir ni qué buscar, porque lo que pretendía hallar está ahora en él, como una flor que nace, como un arroyo que fluye sin más de una tierra en apariencia seca.
Entonces el buscador se sonríe con una sonrisa simple que le brota del corazón y no sabe qué es lo que hay que hacer, qué es lo que sucederá ahora, hacia dónde dirigir sus pasos. No sabe nada. Pero por una invisible razón, entiende que está donde hay que estar y que es bello estar así, de esta forma."



(Braddha Bala)


Satyameva Jayate. Namaste. 'Bienvenido' 'aventurero de la vida'. ¿Ya 'te alimentas' bien?

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