"El yunque busca a la piedra porque la ama; la ama sin saber por qué, quizá porque se le parece o porque hay afinidad de durezas.
La piedra ama el suelo porque se siente cómoda en él, estable, adormecida.
La tierra ama la lluvia que la humedece y le hace sentir.
La lluvia ama al pasto por el cual resbala como una niña.
El pasto ama el aire que lo mece, que lo peina gratuitamente.
Y el aire es la esencia que entra por la boca y energiza.
La boca, el aire, la energía... y de vuelta al yunque en el que se prueban los héroes, los guerreros.
Rueda, llaman a esto en Oriente, un continuo girar para descubrirse, para pulirse, para salir a la postre del círculo encantado y poder descansar."
La piedra ama el suelo porque se siente cómoda en él, estable, adormecida.
La tierra ama la lluvia que la humedece y le hace sentir.
La lluvia ama al pasto por el cual resbala como una niña.
El pasto ama el aire que lo mece, que lo peina gratuitamente.
Y el aire es la esencia que entra por la boca y energiza.
La boca, el aire, la energía... y de vuelta al yunque en el que se prueban los héroes, los guerreros.
Rueda, llaman a esto en Oriente, un continuo girar para descubrirse, para pulirse, para salir a la postre del círculo encantado y poder descansar."
(Braddha Bala)