"Es tan fácil manipular la mente humana, tris, tras, tris, tras..., cuatro vueltas de tuerca y ya está encauzada, dentro de unos parámetros 'aceptables' de los que ya no se apartará, de los que no se atreverá a salir.
Así funcionamos como humanos, precisamos agarrarnos a algo que nos inspire seguridad, aunque ésta resulte ser engañosa. Pero así funcionamos.
Venimos a la vida desnudos e inconscientes y, la mayor parte de nosotros, concluimos el viaje por ella de igual forma, desnudos e inconscientes.
En el recorrido, podemos haber sido afamados abogados o reconocidos reposteros o escritores famosos o agricultores con tierras o sin tierras. Qué más da.
Sin saber, sucumbimos al enredo. En él parece que nos encontramos cómodos o, por lo menos, protegidos, porque no estamos solos; otros tantos están haciendo lo mismo, actuando de igual forma.
Qué gran misterio, amigos, el existir; es más fácil huir que pensar, es más fácil enredarse como un gatito en un ovillo que apartarse un poco de la escena y observar, solo observar, desde fuera.
Qué gran enredo, sí, qué confusión, qué dislate también, con lo bien que se está al borde de un camino y sin enredos de por medio, sin madejas por dentro ni por fuera, sin confusión, sin prácticamente nada que altere un estado de paz y claridad mental.
Qué lujo, y qué fácil también, aunque no lo parezca, aunque no lo parezca."
(Braddha Bala)
(Fuente imagen: ipsic.es)