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viernes, 19 de julio de 2013

Hatha Yoga en la naturaleza - Ramiro Calle

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Hatha Yoga en la naturaleza

Los yoguis 'fueron' los primeros ecólogos del mundo, así como el yoga se convirtió en la primera psicología de la autorrealizacion del orbe y precursora de la ciencia psicosomática. 'Escribe' Ramiro Calle.


Ramiro Naturaleza



Por algo su dilatada historia cuenta con más de 7.000 años, lo que 'le' llevó al gran estudioso del yoga (y practicante) Mircea Eliade a decir que era un “fosil viviente”, porque a pesar de su antigüedad está más vivo que nunca.
Los primeros yoguis 'fueron' personas que 'sintieron' en lo más profundo de 'su' alma el llamado espiritual y 'se' retiraron a las junglas, los bosques y las montañas para concebir y ensayar técnicas para la elevación de la consciencia y la liberación espiritual. 'Trabajaban' sobre 'sí mismos' en la grandeza de la naturaleza, conectados (yoga es unión, conexión, enlace) con las potencias y energías cósmicas, capaces de amplificar la consciencia y permitir que las energías fluyan más libremente.
En esta época veraniega es un momento oportuno para practicar hatha-yoga en la naturaleza. Ha es sol y tha es luna, porque se trata de unificar en 'uno mismo' las energías positivas y negativas y encontrar así un punto de equilibrio imperturbado. En la montaña o en la playa, en el bosque o en una pradera, uno 'puede' ejecutar las posiciones de yoga (asanas) y efectuar al aire libre las técnicas de control respiratorio (pranayama). El cuerpo se convierte en una especie de columna vertebral o “antena” entre la tierra (lo telúrico) y el cielo (lo etérico), entre la materia (prakriti) y el espíritu (purusha).
Uno 'siente' en la naturaleza cómo el prana o fuerza vital parece adquirir mayor intensidad y cómo uno 'forma' parte del cosmos como la ola del océano. Este cuerpo es un reservorio de energías sobre el que 'trabajamos' con movimientos conscientes, respiración sosegada, mente alerta y motivación pura. 'Recordemos' las significativas palabras de Yogananda: “Así como el carbón, al arder al rojo, revela la presencia del fuego, así también el maravilloso mecanismo del cuerpo humano revela la presencia original del Espíritu”