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viernes, 3 de junio de 2011

15-M. Más de un centenar de tiendas iglú y 13 'casas-árbol' florecen en la acampada de Barcelona

Es una necesidad, el ser humano precisa alternativas ante un sistema agotado, yermo de vida nueva. El modo, cualquier cosa que se intente dentro del juego limpio y la buena voluntad, es plausible. ¿Volverán las 'hordas del sistema', cargadas de protección y miedo, a arrasar con la razón de los que buscan simplemente salidas a un mundo demasiado estructurado y que no hace felices a sus individuos? (B B)

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. Movimiento 15-M.
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Como setas que brotan tras la lluvia, un centenar de tiendas de campaña iglú han florecido esta semana en la acampada de 'indignados' en Barcelona. Si el agua que ha caído estos días sobre la capital catalana es una de las responsables de que el campamento popular se haya extendido, no lo es menos la carga policial del pasado 27 de mayo que se llevó a su paso la gran carpa central bajo la que dormían los manifestantes.
Una treintena de tiendas se ha ubicado sobre el suelo duro de la plaza Catalunya, algunas medio escondidas o resguardadas bajo lonas, y las otras 70 se han instalado sobre los jardines que rodean a las dos fuentes de piedra antes desocupados, a excepción de la pequeña huerta popular que plantaron los jóvenes.
Vivir entre las ramas
La lluvia también ha hecho germinar las casas-árbol levantadas en la glorieta. Si antes de la carga de los Mossos, sólo había dos chozas construidas entre las ramas, este jueves se habían multiplicado y sumaban ya 13. Su base está hecha con un somier o unas tablas fijadas con cuerdas al árbol y el tejado está fabricado con plásticos que impiden que las gotas de lluvia que se cuelan entre las hojas mojen a sus inquilinos.
Freseras en plaza Catalunya
En la huerta crecen calabazas, menta, tomates, acelgas, fresas, pimientos y judías verdesEl huerto popular de payeses 'indignados' ocupa ahora más metros cuadrados. Antes de la 'limpieza' policial apenas crecían en él tomates, patatas, cebollas y unas plantas de alcachofas tan altas que "fueron pisoteadas y arrancadas", según explica Albert, de la comisión responsable. Ahora, la plantación ha crecido bastante e incluye menta, calabazas, acelgas, fresas, pimientos y semillas ecológicas de judías verdes que les ha regalado el famoso horticultor Quico Barranco. Junto a las plantas, algunas ya con fruto, han levantado una compostera orgánica en la que vuelcan todos los restos de comida.
Mientras, en la comisión jurídica varios voluntarios recogen firmas para pedir la dimisión del conseller catalán de Interior, Felip Puig. Calculan que sólo entre este miércoles y jueves han recogido unas 20.000, aunque dicen que es "imposible" calcular cuántas han reunido hasta ahora. De momento, no saben a qué organismo o institución las enviarán, pero aseguran que, aunque no tienen valor jurídico, las utilizarán como medio de presión político y mediático.
Restringen el reparto de alimentos
Lo único que ha dado un paso atrás, aunque no en organización, es la cocina. Para evitar abusos de gente que sólo se acercaba a la acampada a comer se ha restringido el reparto de alimentos, reconoce una chica argentina tras la barra. A las 14.00 horas se sirve la comida a los miembros de las comisiones y a las 20.30 se les da de cenar. El único ágape un tanto multitudinario es la cena que se sirve en la plaza a todos los que participan en la asamblea general. Por ello, la barra de la cocina, antes abierta al público como un chiringuito o un bar de feria, está ahora cubierta por una lona. Una medida preventiva que no impide que los bancos que rodean la plaza estén cada día más tomados por indigentes e individuos alcoholizados.