"La vida es como atravesar un sinfín de puertas, hasta la última. Es un proceso imparable. Siempre en movimiento. Siempre inequívocamente hacia delante, consciente o inconscientemente. Una puerta, otra puerta, y otra más.
Nadie a un lado, nadie al otro. Es un viaje solitario, del ser dentro del propio ser. Nada cuenta alrededor: el sinfín de apariencias, el sinfín de falsas seguridades, el sinfín de tantos otros haciendo prácticamente lo mismo o muy parecido, y continuamente atravesando sus propias puertas, sabiéndolo o sin saberlo.
Al final, al cabo, el destino resulta ser siempre el mismo, la unidad perfecta, sin diferencias, con el Uno, con lo Único, con la Suprema Unidad.
En el camino, multitud de nieblas y confusiones, multitud de autoengaños "Mi casa, mi familia, mis hijos, mi nombre..." "Yo por mis hijos mato..." Por el camino, todas estas cosas que acostumbran a confundir, a sujetar de pies y manos para que no continúes adelante, para que no te enteres, para que te pierdas en la niebla de la ficción y dejes de avanzar.
Mírate las manos, ahora, mañana o cuando quieras dentro de unos años, si es que todavía estás con vida. Todo lo que no haya sido seguir adelante en esta ruta interna atravesando puertas, será pura nada desperdigada al viento; poco más, en suma.
La vida es como atravesar un sinfín de puertas, ciertamente, hasta la última, que es la perfecta unidad con el Todo, en el aquí y ahora.
Para esto vives, ser humano."
(Braddha Bala)
(Fuente imagen: Lidia Slavkina FB)