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jueves, 26 de noviembre de 2015

Con el gran maestro de meditación Upul Nishantha Gamage - Ramiro A. Calle





Aparezco en la fotografía con Upul Gamage en el centro de yoga Shadak, tras habernos dado un interesantísimo y provechoso curso de meditación, del que comparto en síntesis algunas de las enseñanzas que nos impartió tras las preguntas que parte del medio centenar de asistentes le fueron haciendo. Se encargó de la traducción del inglés al castellano, con sumo interés y precisión, Arturo Mesón. Upul lo llena todo de paz con su intensa y contagiosa serenidad. Dirige el centro de meditación "Nilambe" en Sri Lanka y comenzó a meditar a los trece años de edad. Upul sostiene: "Si verdaderamente estás buscando un cambio, un cambio interior, un cambio profundo, una transformación profunda, entonces por favor un espectador de ti mismo y empieza a observarte".
 Cuando sufrimos no pensamos en la razón. Cuando pensamos en la felicidad pensamos en algún motivo o causa. Felicidad que viene, por ejemplo, de un deseo: comprar, ir a alguna parte, encontrarse con alguien, hacer algo. El deseo te dice que si lo haces te sentirás feliz. El deseo nos manda hacer algo y si lo hacemos nos da un regalo: la felicidad. Si no lo seguimos, nos castiga, nos hace infelices. Detrás de la felicidad o la infelicidad está el deseo. No conocemos otra forma de ser felices. Somos esclavos de nuestros propios deseos. Meditando podemos encontrar otros caminos para ser felices. No ser esclavos de nada ni de nadie es la verdadera alegría. Dejando ir los deseos innecesarios puedes ser realmente feliz.
 No se trata de suprimir el deseo. Hay dos formas de responder cuando llega el deseo. Una es decir sí al deseo, seguirlo. Es lo que hace la mayoría de la gente. La gente espiritual se va al otro extremo y dice no al deseo. El budismo hace referencia al Camino del Medio: ni someterse al deseo ni eliminarlo. El deseo es el resultado de la ignorancia. No hay nada que hacer con los deseos. Hay que trabajar con la ignorancia. Venciendo la ignorancia,vencemos los deseos. Hay que alcanzar la Sabiduría. Los pensamientos son solo pensamientos. No necesitamos tantas cosas. La vida simple es Sabiduría.
El sufrimiento nos viene por nuestras propias reacciones. La sociedad nos dice muchas cosas, pero debemos tomar nuestras propias decisiones, preguntándonos: "¿Realmente lo necesito?" Desgraciadamente no lo preguntamos. Estamos hipnotizads, hacemos lo que la sociedad nos dice, pagando todas las facturas que ella no paga. Antes de tomar cualquier tipo de decisión, podemos preguntarnos si mi vida lo necesita. Nos tomamos un tiempo, una semana por ejemplo, y vemos qué pasa y si no hace falta, fuera, no lo adquirimos. Debemos tomar lo que dice la sociedad como información y no como una decisión.
 Hay varios niveles de felicidad. Uno depende del exterior y de los otros. El objetivo de la meditación es la libertad. Cuando eres independiente, tu felicidad no depende de nada.
Aceptación no es reacción; es algo activo y no pasivo. Normalmente no nos abrimos a las experinecias negativas; solo nos abrimos a las positivas. Si no aceptamos, creamos sufrimiento. Aceptar genera mentes fuertes y mentes fuertes ayudan a aceptar. Con la mente fuerte puedes ver la situación y gracias a esto tomar decisiones correctas.
Cuando hay miedo surgen muchas imaginaciones e historias mentales. Y nos parecen reales. Mejor entender las imaginaciones solo como imaginaciones. El miedo origina muchas proyecciones, pero nada de eso ocurre en el momento. Todas esas proyecciones son del fufuro. Aprendiendo a estar en el presente, nos haremos libres. Primero hay que gestionar el miedo y, segundo, resolver el problema. El miedo es una cosa y la situación como tal es otra. Medita en el miedo y encuentra la mejor solución práctica a la situación. La tendencia natural es escapar al miedo, pero no resolvemos el problema escapando, porque corremos con el miedo. Con la meditación podemos mirar el miedo. Ahora tengo miedo. Mirarlo sin juzgarse, sin decirse a uno mismo que se es débil. Solo reconocer, sin juzgar. Observar lo que sucede en el cuerpo cuando tenemos miedo; cómo cambia la respiración, se bloquea la garganta, hay escalofríos en la columna vertebral, el cuerpo tiembla. Podemos notarlo. Observando podemos separarnos del miedo. Observando sin reaccionar lo que sucede en el cuerpo, éste se relaja. Así podemos enfrentarnos al miedo y no al incidente. Si el incidente es peligroso debemos huir. Mirar al miedo directamente y ver qué dice: "ahora vas a perder..." El miedo dice muchas cosas negativas y nosotros nos las creemos. Observando el miedo podemos observar los comentarios del miedo. ¿Es la situación tan mala como dice el miedo? Hemos pasado estas situaciones en el pasado y hemos sobrevivido. El miedo exagera las situaciones, nunca son tan malas como las pone. El miedo es la peor emoción; el miedo no se puede reprimir, pero sin observar sin reaccionar.
 Esperamos no tener conflictos y cuando los hay reaccionamos al conflicto. Lo mejor es interiormente distanciarse. Por ejemplo, tomar consciencia de la respiración, del caminar, de las palabras que decimos o de cómo el conflicto te afecta. Observando la respiración, el cuerpo, las palabras, etcétera, puedes despegarte del conflicto. La consciencia a las actividades corporales crea un espacio entre el conflicto y nosotros. En la distancia la situación no es el conflicto.
Ayuda a la mente. Observa la mente. Cuando aceptas que la mente divaga podemos crear un espacio. Si rechazas que la mente divaga, no hay espacio. Al aceptar creamos espacio y consciencia. Cuando  cuenta de que la mente divaga, la mente se detiene, aunque sea por un segundo. Simplemente hay que ser consciente de que la mente divaga. Dejemos a la mente tranquilizarse por sí misma. Apliquemos la atención plana a la mente, para observar y no para reprimir.



(Ramiro A. Calle)
(Fuente: Ramiro A. Calle FB y Fundación Ananta FB)