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viernes, 24 de enero de 2014

Explicando a Buda





Pocos lo conocen verdaderamente. La mayor parte de la gente lo asocia a esas bellas figuras decorativas de Buda sentado en postura de meditación y que quedan muy bien en cualquier rincón de la casa, dando un tono o aspiración a profundidad y autenticidad (a las que, prácticamente, todo el mundo aspira).
También se le puede asociar al Budismo Tibetano, con sus prácticas y rituales que, en realidad, no tienen mucho que ver con las recomendaciones dadas por Buda, que era contrario a rituales, oraciones y prácticas si, previamente, no se había solucionado la base del problema, la auténtica realización del individuo, su despertar o iluminación.

Sintetizando a Buda, se puede decir, que su base, que su gran descubrimiento y apertura personal y aportación al mundo, vienen del momento en que, tras más de cinco años de ejercer de sincero y honesto buscador, de visitar un maestro y otro, de practicar austeridades hasta el límite o ensayar distintas fórmulas, en un acto de coraje, se sentó finalmente bajo un árbol y se propuso que ese era su límite y que ya no buscaría nada más en adelante y que no se levantaría de debajo del árbol hasta que hubiera resuelto el dilema, lo que invisiblemente andaba anhelando-persiguiendo. Buda retó a los dioses, los miró a la cara, directamente a los ojos, sin pestañear.

Ahí, sentado, y en ese reto, Buda obtuvo la iluminación, que fue un simple acto de puro discernimiento y de verse -como persona- uno con los mismos dioses, uno con la Suprema Unidad Universal, uno con la Verdad.

Ahí sentado, comprendió-realizó cuál era la causa del problema, el enigma de la vida, el porqué de estar aquí, en este mundo, el porqué de la insatisfacción y del sufrimiento de los seres humanos, el porqué de sus luchas y de sus conflictos.

Y se dijo:

Existe el sufrimiento. Se sufre al nacer, al vivir, al enfermar y al morir, se sufre al estar unido a lo que no se quiere y se sufre al perder o al no conseguir lo que se desea... Se sufre, de un modo u otro, siempre se sufre, consciente o inconscientemente.

Después se dijo:

Existe una causa para este sufrimiento. Se sufre porque se tiene un "yo", porque se vive identificado con un cuerpo, con la realidad de un cuerpo, identificado con un nombre, con una personalidad. Por esto se sufre.

Y después continuó:

Entonces hay una solución para el sufrimiento. Cuando dejas de identificarte con un "yo", cuando comprendes, a través de la meditación, que no eres en realidad ese "yo", sino un ser libre de identificaciones conectado con el Cosmos, con el Todo, que eres, en realidad, ese mismo Todo, ese mismo Cosmos, la misma Suprema Unidad Universal. Entonces dejas de sufrir, de padecer y de ser presa de la ignorancia y el miedo.

Y concluyó:

Tras esto, pues, hay un camino para solucionar los problemas del hombre y de la vida, un camino que lleva a la Verdad, al autoconocimiento y la realización, y pone fin a la insatisfacción del individuo y de su sufrimiento, alcanzando, pues, la meta de la vida.

Este es el Camino:

La buena forma de comprender (tener real comprensión de las cosas, claro discernimiento).

Las buenas decisiones (actuar regido por el sano discernimiento).

La buena forma de hablar (llena de comprensión y positividad).

La buena forma de actuar (movido por el discernimiento y la luz interior).

La buena forma de ganarse la vida (funcionar en ella con honestidad y honradez en el camino de la búsqueda personal).

Los buenos esfuerzos (actuar movido por lo sano y correcto en cada ocasión).

Los buenos pensamientos (pensar lúcida y positivamente).

La saludable paz del espíritu (procurar vivir de continuo conectado con la Suprema Unidad Universal, con la Verdad, en meditación).

Esto es lo que descubrió-realizó Siddharta Gotama hace más de dos mil quinientos años bajo un árbol, convirtiéndose tras ello en un Buda -alcanzando tal estado-, en un ser realizado, en un iluminado. Tras lo cual, se dedicó a predicar y compartir lo aprendido y logrado el resto de su vida. Fueron unos cuarenta años los que dedicó a tal fin.



(Braddha Bala)
(Fuente imagen: medicinadeljardín.com)