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martes, 21 de enero de 2014

El verdadero Tantra - Ramiro Calle

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Si hay un sistema de autorrealización que sistemáticamente se ha falseado y distorsionado en Occidente ha sido el Tantra. Es la filosofía de la autorrelaización más deformada por los medios de difusión y puede decirse con justicia que es, amparándose en la enseñanza del Tantra, donde más falsarios, embaucadores y caraduras han surgido por metro cuadrado. El noventa por ciento de todo aquello que muestran los medios de difusión o dicen en los mismos los llamados "entendidos" o "profesores" de Tantra no es más que una falsedad y nada tiene que ver, pero nada, con el verdadero Tantra, donde la sexualidad no ocupa más que una parcela del diez por ciento, tratándose siempre de una sexualidad consciente, intensa pero desde el desapego y el desasimiento, instrumentalizada para la apertura de la consciencia, y que exige un prolongado entrenamiento psicofísico y una estricta disciplina.

El Tantra deriva del antiquísimo culto a la Gran Madre (Shakti) y, por tanto, al eterno femenino, convirtiéndose en una correinte místico-esotérica. Para los tántricos, lo Inmanifiesto o Absoluto, o sea el Ser (Shiva), se manifiesta como la Energía (Shakti). Hay un antiguo adagio que reza: "Incluso Shiva sin su Shakti es un cadáver", dándonos a entender la importancia que el tántrico concede a la energía. Shiva es el principio estático y Shakti el dinámico. De la unión (cópula cósmica) de Shiva y Shakti surgen todos los universos y lo fenoménico. Pero el tántrico no renuncia a lo fenoménico (como el asceta o el renunciante), ni por tanto a lo mundano, sino que trata de vivirlo conscientemente, desde el desapego, para atravesarlo y superarlo, entrenándose así en el desasimiento y la libertad interior. No sigue la vía de la renuncia, sino de la aceptación consciente y la transformación de las energías.  Para ello el tántrico recurre a todos sus potenciales de sosiego, claridad mental, lucidez y consciencia del Ser interior. Es un modo de estar en la vida sin dejarse atrapar por ella. Aprende a cabalgar sobre ese tigre que es el deseo y la naturaleza, y debe hacerlo con mucha habilidad para no ser descabalgado y engullido. No es fácil aprender a comerse el cebo sin tragarse el anzuelo, pero si hay consciencia y motivación correcta, "el mismo suelo que nos hace caer es en el que tenemos que apoyarnos para levantarnos". 

Aunque la Shakti es energía y crea todo lo ilusorio, de su mano hay que llegar a Shiva o el Ser. Vela y desvela. El tántrico aprende a atravesar lo ilusorio, como quien atraviesa el fuego sin quemarse... o al menos intentándolo. Es un guerrero espiritual: no huye, sino que afronta, y aprende a desenvolverse con sus energias corporales y mentales, en el intento incansable por abrillantar la consciencia. Para ello se sirve de los siguientes métodos:

- El culto a la Diosa (Shakti), para así dinamizarse con la energía femenina e intuitiva.

- La concentración en yantras, que son diagramas místico-esotéricos. 

- La visualización de mandalas, para cosmizarse.

- Los mudras o gestos de los dedos y de las manos para activar determinadas energías. 

- El nyasa o imposición de manos en determinadas zonas del cuerpo o chakras a fin de crear un campo de energía armónica. 

- El ritual del maithuna, para aquellos practicantes de Tantra que no son célibes y quieren servirse de la energía sexual como fuente de energetización, inspiración y medio de trascendencia. La sexualidad que se aborda con fines tántricos exige una actitud de sacralización y se vive conscientemente para lograr un estado mental de fusión cósmica. Pero no se trata, por tanto, de una sexualidad profana. En el hombre exige el control de la mente, la respiración y el esperma, y por parte de la mujer el de la mente y el de la respiración, y por parte de ambos el adiestramiento meditacional. Para el tántrico, el disfrute (bhoga) sin consciencia (yoga) conduce al apego, el aferramiento y la ofuscación. 

Incluso en la India los mentores se han tornado muy prudentes con el Tantra,  porque han comprobado que son muchos los que se sirven espúreamente de esta filosofía espiritual con otros fines a los del auténtico tantrismo. Pero como señalo en mis cuatro obras escritas sobre el Tantra, los que siguen el pseudotantra se quedan atrapados como la mosca en la miel, que así se convierte en hiel. 



(Fuente: Ramiro A. Calle FB)