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"En realidad, todo tiene un mismo fin en esta Tierra, aunque no lo parezca, aunque semeje ser un éxtasis de diversidad y libre albedrío, aunque semeje ser también un caos sin sentido...
Todo, todo, todo en el fondo está encauzado hacia un mismo punto, hacia un reencuentro; primero con uno mismo y entonces, por igual razón, con el Todo, porque resultan ser a la postre una única cosa.
También en esta línea está el sexo. Existe un implícito deseo de unión con la Esencia en cada elemento que se ve diverso, en cada cosa que se considera una entidad separada.
Cuando se practica sexo, en realidad, se está retornando a casa, se está buscando (inconscientemente casi siempre) el regreso al hogar. El sexo es un pálido reflejo de la Unidad Divina.
De hecho, cada movimiento, cada paso, cada acción que se realiza en este mundo es una intención de vuelta al hogar, a algo de lo que, por una extraña razón, creemos estar separados.
La meditación nos hace ser conscientes de ello. En la meditación, las nubes que ofuscan la mente y el corazón desaparecen en el ser preparado y éste reencuentra su verdadera esencia, que es la misma que la del propio Universo, que la de los propios Dioses."
(Braddha Bala)
(Fuente imagen: Benoit Paillé. hypeness.com.br)