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viernes, 13 de septiembre de 2013

De pie

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"Ahí estaba. Justo ahí, al final de la senda propuesta, al final del paraíso prometido... y no había nada, nada, nada. Nada de nada. Solo vacío.

¡Impostores!, grité. Nadie oyó, nadie había en realidad para oír.

¡Qué estúpida aventura!, dije también. ¡Qué bochorno! ¡Qué engaño!, y escupí, y me balanceé, y di un salto, de esos tontos que surgen porque sí.

Ahí estaba, justo al final, justo en ese punto donde no se puede ya avanzar. Atrás quedaba el autoengaño, la interpretación, el correr sin sentido, sin voluntad, sin contenido. Atrás quedaba la amistad interesada, sobornada, clamuflada para no identificar el uniforme del guardián de la prisión.

Atrás quedaba todo eso. Vidas vacías, hermosas vidas vacías, sin salsa, sin sentido, sin expectativa, sin verdadera ilusión. Ahí quedaba eso.

Aún tenía fuerzas para dar un salto más, un salto de loco que actúa motivado por un extraño ímpetu ajeno a él. Salté, y lo volví a hacer, y lo hice de nuevo, y otra vez, y otra...

De repente, el vacío alrededor, la ilusión... empezó a resquebrajarse (porque no era nada en realidad). Todo empezó a temblar, a caer, a desmoronarse. Sencillamente.

Ahí, de pie, observé cómo la ilusión se deshacía, cómo desaparecía.
Ahí..., de pie."



(Braddha Bala)
(Fuente imagen: freepik.com)