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martes, 2 de julio de 2013

Una buena mente a través del yoga - Ramiro Calle

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A lo largo de los numerosos viajes que 'he' efectuado por Asia, 'he' tenido ocasión de ir recogiendo milenarias historias espirituales que 'he' ido reuniendo en varios volúmenes. Son narraciones o cuentos anónimos que pertenecen a la herencia espiritual de Oriente y sobre todo de la India, y que se han ido perpetuando a través de los maestros, que 'suelen' utilizarlas al impartir enseñanzas a 'sus' discípulos, por lo que antes de ser puestas por escrito han formado parte de una larga y fecunda tradición verbal. 
Son por lo general historias breves y que dicen en pocas palabras más que tratados enteros de metafísica o filosofía; historias que admiten distintos niveles de comprensión y que a veces permiten que la mente obtenga un destello de transformativo entendimiento.  Resultan, pues, muy inspiradoras y gustan a toda clase de personas.  
En este trabajo 'he' recogido algunas que son un poco como un "despertador" para sacar la consciencia de su letargo, 'ayudarnos' a discernir más reveladoramente y 'ayudarnos' a encontrar orientaciones fiables en la larga marcha de la purificación de la mente, la evolución consciente y la realización de sí. Cada vez que 'volvemos' a leer estas historias, vuelven a 'procurarnos' vislumbres de una realidad más alta y 'nos' ayudan a examinar mejor 'nuestras' prioridades existenciales y darle más importancia a lo que de verdad la tiene y a restársela a las bagatelas, fruslerías, pegos bobos y naderías. Estas historias, que durante años y años 'he' recuperando, están impregnadas de sabiduría y siempre resultan espiritualmente aleccionadoras. Se han convertido en herramientas para propiciar la transformación interior a través de "golpes de luz" que ensanchan la consciencia.     
Para la mayoría de las personas la mente es un grave problema. De hecho es como si no fuera 'nuestra' mente. La mayoría de las veces 'nos' piensa en lugar de que 'nosotros' 'pensemos' y cuando no tiene problemas reales crea todo tipo de problemas imaginarios. No es una buena mente. Tanto es así que el gran místico Kabir 'decía' que es un fraude, una casa con un millón de puertas. Y esta mente, a menudo condicionada por la ofuscación, la avaricia y el odio es la que inspira y retroalimenta al ego, ese pillo, como 'dicen' los antiguos textos, que es un experto en trucos, artimañas y falsedades. 'Dios' se reunió con cuatro almas que 'iban' a encarnar. 'Les' 'preguntó' qué 'querían' para 'su' próxima vida. Una de ellas 'se' 'adelantó' y 'dijo':     
- Señor, lo que 'quiero' es mucho dinero.     
Otra 'dijo': - 'Yo' lo que 'deseo' es ser muy poderoso. La tercera 'intervino':    
- 'Quiero' conocer todas las gentes y rincones del planeta. 
La cuarta alma 'se' 'quedó' silenciosa y pensativa.     
 - Y 'tú', ¿qué 'quieres', amiga 'mía'?     
'Dijo': - Solo una cosa, señor. Una buena mente. ¡Una buena mente! O sea una mente liberada de ofuscación, avidez, odio, miedo y tantas otras negatividades que roban la paz interior, arrebatan la dicha y crean malestar. ¿Acaso no es la mente la mayor fábrica de sufrimiento? Pero 'podemos' aspirar a construir una buena mente, para beneficio propio y de 'los demás'.      
Un discípulo 'acudió' a 'su' maestro y 'le' 'imploró':
 - 'Ayúdame' a 'liberarme'. 
- ¿Y quién 'te' 'ata' sino 'tu' propia mente?.    
-'Contamos' con enseñanzas y métodos para convertir la mente enemiga en mente amiga, la mente que encadena en mente que libera, pero para ello hay que ir desalojando de la mente todos aquellos inútiles cachibaches (acumulaciones) que la desordenan y oscurecen.      
El discípulo 'acude' al maestro y 'le' 'pregunta':     
- ¿'Hago' bien en no tener ideas?.     
- ¡Allá 'tú' si 'quieres' seguir con la idea de las no ideas?.     
Lo esencial es ir consiguiendo una mente clara, que resuelva las complicaciones y no les añada otras, que se guíe por el sosiego y la lucidez, que no se extravíe en la tela de araña de elucubraciones o fantasías delirantes. Una mente que sea una aliada, en la que poder tener una cierta confianza, que 'nos' brinde lo mejor de sí misma y no lo más mezquino o incuso siniestro. Pero no es fácil contener la mente y bien encauzarla. Para ello hay que entrenarla a través de la meditación y la atención consciente.      
El discípulo 'decide' irse a meditar tres meses al bosque. 'Acude' a visitar al 'maestro' y 'le' 'pregunta':
-¿Qué tema 'me' 'das' de meditación?     
- 'Piensa' en todo lo que 'quieras' menos en monos.     
 El discípulo 'se' 'va' encantado.
¡Anda que no hay cosas en las que pensar!
El maestro, 'se' 'dice' a 'sí mismo', 'se' lo 'he' 'puesto' muy fácil.     
'Vuelve' tres meses después a 'encontrarse' con el maestro, que 'le' 'pregunta':     
- ¿Qué tal 'te' ha ido?     
 - Ha sido desalentador y exasperante.
En lo único que 'he'  'podido' pensar es en monos.      
Así es la mente. Haciendo un juego de palabras: ment-ira.      
Pero, por fortuna, la  mente es perfeccionable y es desarrollable y la evolución de la consciencia es posible. La mente es una herramienta que hay que aprender a utilizar. Igual que en la mente hay raíces insanas como la ofuscación, la avidez y el odio, hay raíces sanas como la lucidez, la generosidad y el amor.      
Mediante la vigilancia y la voluntad, a través de la práctica regular de la técnicas de autodesarrollo, 'vamos' poco a poco aprendiendo a cultivar el lado más constructivo y cooperante de la mente, y 'evitamos' roer los pensamientos inútiles.     
He aquí que un perro 'encuentra' un hueso muy antiguo en un descampado. No 'tiene' la menor sustancia, pero el perro 'comienza' a roerlo y una esquirla del mismo 'le' 'hace' una herida y 'le' 'provoca' sangre. El perro 'creé' que le 'está' sacando alguna sustancia al hueso, pero no 'hace' otra cosa que 'degustar' 'su' propia sangre.       
Con razón los antiguos textos 'nos' hablan de que de la mente parten dos caminos; uno conduce al cielo y otro al  infierno.  El paraíso interior o el infierno interior. Todo depende de qué dirección  tome la mente.       
Y ahora una historia más para la reflexión.     
 El discípulo 'le' 'dice' al maestro:   
- 'Tengo' una pregunta esencial. ¿Hasta qué punto es importante conocer la mente?     
 - Lo es, sin duda. Pero 'tengo' una respuesta esencial: Más importante es conocer al que 'puede' conocer la mente. No basta con desear una buena mente, hay que ganarla. No basta con pronunciar la palabra "luz", hay que encender la lámpara. Mediante la práctica del  yoga y la meditación 'vamos' obteniendo una buena mente, una mente que en lugar de ser enemiga se convierte en aliada.



(Fuente: Ramiro A. Calle FB)